Aceptación y respeto al prójimo para tener una sana convivencia
“Aprender a aceptar a los demás es necesario para tejer relaciones saludables con tu entorno y respetarte tanto a ti mismo como a los demás. No obstante, a menudo juzgamos con facilidad, incluso cuando no conocemos a la persona en cuestión, o nos cuesta entender puntos de vista distintos al nuestro.” (“50Minutos. Aprende a aceptar a los demás”).
“Aceptar a los demás tal como son.
¿Eres capaz de aceptar a los demás tal como son? O por el contrario, ¿sueles sentirte enfadado/a, irritado/a o decepcionado/a por la conducta de otras personas? Cuando la actitud o el comportamiento de alguien nos causan malestar y desagrado, es difícil dilucidar si el problema radica en nosotros o en ellos. E igualmente complicado resulta decidir cómo actuar al respecto. Las relaciones humanas son complejas, ya que se trata de la interacción de dos seres con su propia forma de ver la vida. Cada uno con su propia mochila de creencias, expectativas y heridas sin cerrar. Por ello, si deseamos disfrutar de vínculos interpersonales sanos y gratificantes, hay ciertas cosas que debemos tomar en consideración.
Expectativas rígidas.
No todas las personas tienen la misma dificultad para aceptar a quienes les rodean. Generalmente, esta tarea resulta más complicada para quienes tienden a generar múltiples expectativas y las mantienen de forma rígida. Estas creencias y suposiciones acerca de cómo deben ser los demás se manifiestan en todas las áreas de nuestra vida.
Por ejemplo, tenemos creado un ideal de nuestra pareja, con un manual casi paso a paso de cómo debería ser y comportarse. Sin embargo, es muy probable que cuando establezcamos una relación de pareja, esa persona difiera en muchos aspectos de ese ideal imaginado. Como ser humano tendrá su propia personalidad, opiniones, gustos, días buenos y malos. Adentrarnos en una relación con expectativas rígidas solo asegura el sufrimiento de ambos miembros. Pues, el estar enfocados en lo que queremos que sea, nos impedirá disfrutar de lo que realmente es.
Nuestra rigidez nos llevará a molestarnos por cada pequeño acto del otro y sentiremos una imperiosa necesidad de querer cambiarlo. Querremos que sea más romántico, más detallista o más independiente de lo que realmente es, puesto que eso es lo que nosotros esperamos. Sin embargo, esta actitud erosionará gravemente la relación, impregnándola de infelicidad. Tú sufrirás porque tu pareja no es lo que tú deseas, y la otra persona sufrirá porque no se le permite ser. Porque se le exige adecuarse a un patrón y se le recrimina su propia esencia.” (“La mente es maravillosa. Aceptar a los demás tal como son”).
Aceptar a los demás tal como son: El Maestro y el alacrán.
“Un Maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el Maestro lo soltó, y éste cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El Maestro lo agarró y otra vez el alacrán lo picó.
Alguien que había observado todo, se acercó al Maestro y le dijo: Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará? El Maestro respondió: la naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar. Y entonces, ayudándose de una hoja, el Maestro sacó al arácnido del agua y le salvó la vida.” (“La Iluminación Espiritual. El Maestro y el alacrán”).
“Aceptar a los demás no significa conformarse.
Indudablemente, debemos aprender a ser flexibles y abiertos con quienes nos rodean. Hemos de permitirles ser con libertad, y hemos de tratar de disfrutar con quienes son en lugar de querer modificarlos a nuestro antojo. Se trata de un gesto de respeto y amor imprescindible en cualquier vínculo emocional. Sin embargo, en ocasiones, no son nuestras expectativas las que boicotean la relación. A veces la otra persona emite comportamientos realmente dañinos y desagradables. Quizá es un individuo egoísta, manipulador o narcisista que utiliza a los demás en su propio beneficio. Tal vez es una persona que exige, recrimina y humilla y no está dispuesto a entregar de vuelta ni una décima parte de lo que intenta extraer de los demás. Es evidente que en este caso no se trata de una necesidad de reajustar tus creencias. Pero, incluso en esta situación es esencial aceptar al otro como es. Porque esto te evitará involucrarte en una desgastante carrera para tratar de transformarlo en la persona empática y generosa que desearías que fuera.
Aceptar a los demás como son nos permite ver la realidad y actuar en consecuencia. No podemos ni debemos cambiar a los demás. Las personas pueden cambiar, pero lo hacen cuando ellas quieren, y no cuando tú lo necesitas. Por ello, en cualquier caso tu única misión es enfocarte en ti. Cuando un comportamiento ajeno te dañe o te moleste olvídate del otro y céntrate en ti. Puede que descubras que estás siendo demasiado exigente e intolerante y debas trabajar en ello. Pero es posible que, tras reflexionar, concluyas que la otra persona tiene unas conductas que no deseas mantener en tu vida. Bien porque son dañinas o, simplemente, porque no son compatibles con lo que tú esperas de tus relaciones. Incluso en este caso, acepta al otro como es. Acepta que esta es la realidad y que, si no la deseas en tu vida, el camino no es tratar de cambiar al otro, sino decidir alejarte. No está en tu mano decidir cómo se comporta el otro, pero sí cómo vas a actuar tú.” (“La mente es maravillosa. Aceptar a los demás tal como son”).
¿Qué hay detrás de la no aceptación?
“Hay muchas maneras de no aceptar a los demás como son. Una de las más comunes es enfadarnos por como una persona es o como una persona actúa, y quiero ilustrarlo con un ejemplo: Si me molesta que mi pareja sea de una determinada manera: lento/a, nervioso/a, introvertido/a, hablador/a o independiente, ese enojo lo que me viene a decir es que yo creo que mi pareja no debería ser así, debería ser de otra manera distinta. En realidad me enfado porque mi idea de cómo ‘debería’ ser mi pareja no coincide con la realidad. No es la forma de ser de esa persona lo que me hace enfadarme, sino lo que yo pienso respecto a ello. La realidad es que yo no puedo hacer absolutamente nada por cambiar a nadie. Ellos cambiarán cuando decidan hacerlo. El mayor acto de amor hacia otra persona es aceptarlo tal y como es.” (“Blog de Ángeles Sánchez. Aceptar a los demás tal y como son”).
¿Qué me pueden enseñar las diferencias? El Pandit y su ayudante torpe.
Se cuenta de que en la India, existía un gran erudito (pandit) en las escrituras sagradas y que tenía un ayudante que era muy lento y torpe. Le explicaba hasta dos veces lo que tenía que hacer y a menudo se equivocaba en sus tareas cotidianas. Sus alumnos al verlo, se desesperaban y no se explicaban por qué el maestro lo mantenía como su ayudante, pudiendo llamar a otra persona; según su opinión, que realmente le ayudara y que no fuera una carga. Finalmente, uno de ellos se atrevió a preguntar del por qué lo mantenía como su ayudante. El pandit le respondió: porque él, diariamente me recuerda que debo practicar la virtud de la paciencia.
Aceptando y respetando las diferencias.
“La solución más efectiva es simplemente aceptar la diferencia, dejar de pedir que el otro entienda y cambie. Reconocer que no va a cambiar y que no tiene sentido continuar siempre peleando por lo mismo. Cuando se logra hacer esto se reduce la tensión en la relación y se puede avanzar hacia adelante. Aceptar la diferencia; acordar que se está en desacuerdo y apreciar el distinto punto de vista de cada uno. Valorar lo que se tiene y disfrutarlo. No vale la pena amargarse por lo que es inevitable. Muchos problemas pierden su carga negativa y desaparecen cuando ambas partes se resignan a que no todo se puede cambiar, se comprometen a seguir adelante, y se refrenan de derrochar energía en algo que difícilmente va a cambiar. Hay problemas que no tienen solución, se tienen que aceptar no porque se perdió la lucha, sino porque se entendió y se puede aprender a vivir con la diferencia.
Aprender a vivir con las personas y quererlas tal cual ellas son, es la mejor manera de tener una relación sana y una vida tranquila. Cada persona tiene sus cualidades y sus defectos:
- Hay que reconocer las diferencias y aceptarlas sin reproche.
- Asumir la responsabilidad y el compromiso para que fluya la relación.
- Mantener una buena disposición, para enfocar la atención en lo bueno.
- Tener calma y paciencia con los otros.
- Generar aceptación para quererse uno mismo y al otro con sinceridad.
Nadie tiene el derecho a criticar o tratar de cambiar a la otra persona, solo porque uno cree que es por su bien. Además, para que otros acepten y respeten mis gustos personales, es importante que uno mismo se reconozca y se acepte. La paradoja del universo consiste en que solo cuando uno acepta lo que no se puede cambiar, la vida fluye y se acomoda… y sin querer todo cambia.” (“Oceánica ¿Puedes aceptar a las personas como son sin tratar de cambiarlas?”).
¿Qué es lo que pretendo al querer cambiar a la otra persona?, el generar un clon mío; un reflejo, como si me mirara yo mismo en el espejo. O, ¿puedo aprender algo nuevo y diferente de esa persona?, que piensa y siente distinto a mí. Como toda relación humana se trata de dos personas, tampoco permitas que la conducta y exigencias de la otra persona condicionen tu vida. Enséñale a que te quiera y respete tal cómo eres: sé tú mismo/a.
Eduardo Flores Zazueta
3 comentarios en "Aceptación y respeto al prójimo para tener una sana convivencia"
Excelente artículo.
Gracias maestro Eduardo
Muchas gracias estimado Eduardo.
Un fuerte abrazo.
Muy buena enseñanza maestro Eduardo