La auto-conmiseración, es la peor de las miserias

La auto-conmiseración, es la peor de las miserias

“Es uno de los rasgos de personalidad frecuentes en ciertos padecimientos emocionales, que se caracteriza por una actitud pesimista y un sentimiento constante de infortunio, una fuerte concentración en sí mismo y en todo lo que sucede a su alrededor, siendo siempre el protagonista de la tragedia más grave, sin considerar las que le rodean. Pareciera la descripción de un sentimiento que surgiera del egoísmo, pero en realidad su raíz es el miedo. Quien se auto conmisera, quien siente pena por sí mismo, es incapaz de considerarse merecedor de algo bueno, lo cual por un lado nos habla de carencias internas, de necesidades no satisfechas en la infancia, pero también de un miedo a que las cosas ‘buenas’ le sucedan. Quien se auto-conmisera tiene una visión vertical, está sumergido en su propia idea conflictiva de la vida y en ocasiones padece de una miopía que le impide ver horizontalmente, lo que sucede tanto en su vida como en su familia, por lo cual, resultan sentirse sorprendidos cuando alguien a su alrededor sufre o tiene conflictos. En la medida en que la persona resuelve su padecimiento emocional, va rescatando recursos internos que le permiten ver a su alrededor y dejar de estar tan centrado en sí mismo, esto le permite relacionarse consigo mismo y con los demás de forma más saludable.” (“Psicología Diaria. Auto-conmiseración”).

“El falso consuelo de la auto-conmiseración.

La auto-conmiseración es uno de los defectos más infelices y que más nos carcomen que conozcamos. Es un obstáculo para todo progreso espiritual y puede cortar toda efectiva comunicación con nuestros semejantes, debido a su reclamación exagerada de atención y simpatía. Es una forma sensiblera del martirio que difícilmente nos podemos permitir.

La auto-conmiseración muchas veces es la justificación para hacer cosas que solo traen más problemas, como por ejemplo: drogarse, beber alcohol, autolesionarse, tener sexo descontrolado, conducir de forma arriesgada, pelearse con otros, dejar de cumplir con nuestras obligaciones, dejar el trabajo, dejar los estudios, tratar mal a los que no rodean, discutir con nuestra pareja, ser infieles, etc. Esto siempre puede venir bien para decir: ‘esto lo he realizado porque estaba muy mal’; ‘no he podido hacer otra cosa’; ‘Yo no sé hacer nada bien’; ‘Me encontraba muy mal y por eso lo he hecho’; ‘Tú tienes la culpa de que yo actúe así’. No sentir auto-conmiseración, significa, no tenerte lástima.

La lástima, es un sentimiento que hace que te identifiques con el problema dándole más fuerza y engendrando más lástima. Es un círculo vicioso interminable y angustiante, con una gran cuota de egoísmo, ya que tratas de llamar la atención y la preocupación de quienes te rodean. El ‘todo me pasa a mí’, el ‘pobrecito yo’, ‘no puedo con esto’, ‘me voy a morir’… hace que otros quieran ayudarte manejando tu vida, viéndote incapaz de hacerlo, o indefenso como un niño; por supuesto, luego no te gustará que manejen tu vida, que opinen o que hagan cosas por ti y serán acusados de querer dominarte, cuando fuiste tú, con tu actitud, quien lo pidió a gritos. Como ves, siempre y en todos los casos, tu vida está en tus manos.

La auto-conmiseración consume la energía psíquica que da alegría, o sea se come el combustible de la alegría, por lo cual aflora su antítesis, la angustia, y causa la depresión. Por lo cual, ese berrinche egoísta preparado para llamar la atención, termina siendo una espantosa causa generando un efecto de la misma índole. Al respecto sólo debes saber que eres un ser maduro y responsable de tus actos ante la Ley de Causa y Efecto, la cual es inmutable. Por lo tanto, puedes ganar compasión de parte de los seres humanos que te rodean, pero seguirás sembrando semillas de angustia y de dolor en tu vida, y en algún momento deberás recogerlas.

Cinco consejos para superar la auto-conmiseración:

  1. Lo primero es decir BASTA, como si estuvieras escuchando una voz que te molesta o insulta, decirte a ti mismo que detengas esa actitud, es la acción principal. Dale un ALTO a ese ruido que impide escuchar los pensamientos positivos.
  2. El siguiente paso, consiste en mirar hacia otro lado, escuchar otra cosa, cambia la música de tu mente, aliéntate, piensa en tus cualidades positivas, en momentos placenteros, darle un giro de ciento ochenta grados a los pensamientos. Una vez escuché de una línea telefónica para evitar el suicidio, en que la primera pregunta de los agentes era: ‘¿hacia dónde está mirando?’, la respuesta solía ser ‘hacia abajo’ y de ahí la petición era, que mirara hacia arriba; es algo así como arrepentirse, caminar hacia el lado opuesto.
  3. En tercer lugar nos toca accionar, hacer esas cosas que no queremos pero reconocemos que nos pueden ayudar, salir a dar un paseo, ir al cine, a la iglesia, pasear el perro, hacer lo que nos gusta y genera placer.
  4. Este paso es un poco más cariñoso, mímate, dedica tiempo y/o dinero a complacerte un poco: compra un helado de tu sabor preferido; date un baño de burbujas; haz deporte; camina todos los días 10 minutos; baila; canta y si eres mujer, disfruta de los efectos terapéuticos de ir al salón de belleza, o de arreglarte en casa. En fin se trata de consentirte un poco, ser tú mismo/a, la fuente del amor que te hace falta.
  5. Rodéate de personas sinceras y con buenas intenciones. Cuando estás hundido/a en el valle de la auto-conmiseración, es más saludable un amigo honesto que uno que te apoye en esa actitud tan dañina. No es necesario que te digan: ‘si, eres un pobrecito’; ‘eres muy bueno/a, nadie te entiende’; ‘yo te quiero, no te preocupes’. A veces necesitamos que se nos diga en la cara, que ya es suficiente y paremos de tenernos ‘pena’, y que es hora de poner manos a la obra, para salir del estado en que estamos sumergidos. Hacer algo por dejar ese círculo vicioso. Esas mismas personas pueden ayudarte a salir y divertirte, distraer un poco la mente. Por último y como elemento extra mantente luchando, si lograste salir del calabozo, haz lo necesario para mantenerte libre, en el caso de que sientas que esto va más allá y a pesar de intentarlo todo, no logras mejorar, te recomiendo buscar ayuda terapéutica.” (“Fundación Privada de Ayuda e Investigación del Trastorno Límite de la Personalidad.” La auto-conmiseración: Una cadena que debemos romper nosotros mismos”).

“Autocompasión vs. auto-conmiseración.

Algunas veces estos términos se confunden, o son utilizados como sinónimos, cuando en realidad pueden ser entendidos de distinta manera. La autocompasión es la capacidad que tenemos de ser amables con nosotros mismos y con nuestras necesidades; de forma general, implica que cuando nos equivoquemos no seamos excesivamente duros con nosotros mismos, que entendamos nuestras emociones y reconozcamos nuestras cualidades. En cambio la auto-conmiseración, se caracteriza por una actitud de víctima frente a los demás, es creer que todos son culpables de las desdichas que la persona siente, y por lo tanto vive con resentimientos y de forma pasiva; esta actitud, se presenta tanto en las personas con adicción, como en la codependencia. La recuperación ayuda a que cada uno sea responsable de sus sentimientos y promueve pasar de la auto-conmiseración a la autocompasión, que es una forma de amor propio.” (“Las adicciones tienen solución. Autocompasión vs Auto-conmiseración”).

“Cómo transformar la auto-conmiseración en autocompasión.

Cuando te sientas desmoralizado/a por la auto-conmiseración, da un paso atrás y evalúa qué parte del problema es el resultado del comportamiento de los demás y que no está bajo tu control, y qué parte del problema es tu culpa. Averigua qué parte del problema no puedes cambiar y qué parte del problema puedes rectificar. Entonces actúa. Ocúpate de tus necesidades físicas y espirituales de una manera suave mientras tomas medidas para reparar lo que sí puedes cambiar. Recuerda siempre que tu alma es quien eres, no tus errores o desgracias, y deja que la voz suave y apacible de tu alma te guie.” (“Centro Estudios Judaicos Sur de Puerto Rico. La diferencia entre la autocompasión y la auto conmiseración”).

Por lo anteriormente expuesto, es muy importante tomar en cuenta los siguientes aspectos.

  • Al abrigar el sentimiento de auto-conmiseración: “pobrecito/a de mí” y “todo lo malo me sucede a mí”, por nivel de vibración, se están atrayendo todo tipo de desgracias a nuestra vida. De las siete “Leyes Universales” descritas en “El Kybalión”, la segunda Ley, es la de “Correspondencia”: “como es arriba, es abajo; como es abajo, es arriba”; asimismo, como es adentro es afuera y como es afuera es adentro.
  • Por otra parte, es fundamental practicar el amor a uno mismo. Como te amas a ti mismo/a, es como enseñas a otros a amarte. Los antiguos griegos tenían el concepto de filautía (del griego, philautía), que significa el amor propio, el autorreconocimiento y el amor a uno mismo. Implica la reconciliación con lo que uno es, con la propia existencia. Practicar la filautía, es el dejar de lado la auto-conmiseración y el sentimiento de ser víctima.
  • Finalmente, hay que reconocer nuestra propia divinidad; aceptar la chispa divina que mora en cada uno de nosotros: somos Dios encarnado. “Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois?” (Juan 10:34). Él, con esa afirmación, se refirió a la Tradición Esotérica Oral Judía, como es la del Sefer Yetzirá (del hebreo, “Libro de la Formación”), también llamado “Libro de Abraham”, perteneciente a la “Kabbalah” (del hebreo, Tradición, Recepción o Correspondencia); pero también contextualizó a “Salmos”: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo”. (A.T. Salmos 82:6).

Eduardo Flores Zazueta

2 comentarios en "La auto-conmiseración, es la peor de las miserias"

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