La culpa, esa pesada carga que nos impide avanzar con plena libertad

La culpa, esa pesada carga que nos impide avanzar con plena libertad

“La culpa es la experiencia desagradable que se siente al romper las reglas culturales (tanto religiosas, como políticas, familiares, de un grupo de pertenencia, etc.), o por el pensamiento de cometer dicha transgresión. Es un estado afectivo, en el que la persona experimenta conflicto por haber hecho algo que cree no debió haber cometido, o de manera contraria, por no haber hecho algo que la persona cree debió hacer. Esto da origen a un sentimiento difícil de disipar impulsado por la conciencia.” (“Wikipedia. Culpa – emoción”)

Como emoción humana que es, la culpa y su resultante sentimiento de culpabilidad, la hemos experimentado todos a lo largo de nuestras vidas, siendo una emoción que consideramos negativa, pues en definitiva nos hace sentirnos mal. Pero definir la culpa como algo negativo o positivo no es tan simple como identificarla a los sentimientos que pueden venir parejos a ella, sino que requiere un análisis más profundo e individualizado de todos los factores que intervienen.

La culpa es una emoción, pero ¿que son las emociones? Las emociones son indicativos, señales de nuestro cuerpo y psique que nos indican o propician estímulos útiles para identificar nuestro camino y acciones en la vida, facilitando nuestro proceso adaptativo al entorno en que nos movemos. Y ¿cuándo sentimos culpa? Normalmente cuando rompemos o creemos haber roto ciertas normas o significados tanto personales como sociales, de carácter ético, natural, religioso, sexual, existencial… podemos encontramos ante una culpa causa-efecto, hicimos algo que pensamos que no debíamos haber hecho, o a la inversa, no hicimos algo que creíamos debía haberse hecho y ahora nos sentimos mal, pudiendo ser todo esto algo real o imaginario.

Resulta obvio que todos deseamos evitar el sentimiento de culpabilidad, pues es un sentimiento que nos lleva con facilidad a la tristeza, la vergüenza, la autocompasión, la mala conciencia, los remordimientos, provocando una mezcla de emociones y sentimientos que nos hacen sentir mal y que además se retroalimentan entre sí dificultando su identificación y una superación positiva de los mismos.

La culpa como factor positivo.

Como consecuencia de no querer experimentar lo anterior, se produce un proceso de autoaprendizaje y evitación de lo que nos llevó a ello anteriormente, por ejemplo, si lastimar a alguien nos produce sentimiento de culpa, dicho sentimiento a su vez nos enseñará a no desear lastimar nuevamente a nadie, encontrando aquí un factor positivo propio de las emociones, adaptativo y social. La culpa no debe enquistarse, hay que hacer un proceso de reflexión que nos permita olvidarla, que entendamos que hemos aprendido algo de ello, que podemos emprender acciones de reparación si es posible, que en definitiva seguimos avanzando siendo más sabios y mejor personas.

Debemos saber identificar sus causas, pero también que estas no son homogéneas, dado que el sentimiento de culpa está profundamente relacionado con la escala de valores personales producto de la educación recibida, no todos experimentaremos culpa ante las mismas cosas y no toda culpa tiene un origen necesariamente reprobable, por tanto es fácil caer ante sentimientos de culpabilidad que choquen con la biología propia de las personas o sus intereses universales.

La culpa como factor negativo.

La culpa puede convertirse en una emoción carente de utilidad, si su generación no responde a hechos objetivamente reprobables. En la teoría, los grupos sociales, desde la sociedad a la familia, se dotan a sí mismos de un conjunto normativo para mantener un orden y armonía colectivas, sin embargo esta normatividad es normalmente preestablecida e impuesta per se, por lo que en la práctica es necesario comprender que dicha normativa no siempre responde a intereses colectivos. Este factor nos puede llevar a una culpabilidad generada desde las estructuras de control que no responde a transgresiones de hechos natural y racionalmente negativos, una culpabilidad manipulada, a menudo provocada por culturas predominantemente moralistas, rígidas y puritanas, o imbuida por religiones que con maestría han sabido explotar el ciclo de confesión, arrepentimiento y penitencia; sociedades que han caído en usos que responden a condicionantes meramente económicos e incluso por figuras familiares perfeccionistas en exceso o chantajistas. Quebrantar o creer haber quebrantado de algún modo dicha normativa, asumida sin más, sin tener en cuenta nuestros propios intereses como individuos y como sociedad, provoca que innumerables personas lleven vidas atormentadas en sí mismas a causa de hechos que no se basan en ninguna transgresión real, personas que viven acarreando una culpa que los tiene atados y en cierta medida fracasados a nivel emocional.

No es infrecuente ver personas que auto reprimen su sexualidad, porque la perciben como sucia, pecaminosa, inaceptable, y sienten ante ella una culpa confundida con vergüenza. Quienes sienten que han fracasado en la vida por no haber llegado a una meta o estatus social. Por no haber cumplido las expectativas familiares. Incluso quien se siente culpable por tener éxito si quienes le rodean no lo tienen. Todo ello afecta negativamente en la autoestima y el estado de ánimo. Si el sentimiento de culpabilidad no puede solucionarse, porque no responde a una situación de aprendizaje o adaptación que esté en la mano de uno mismo, se convierte en un factor de riesgo. En estos casos hay que aprender a contrarrestar el sentimiento de culpa con un análisis integral, crítico y racional de la situación, los hechos, las causas, las consecuencias y los valores personales, contraponiendo responsabilidad a culpabilidad, un sentido de la responsabilidad que nos ayude nuevamente a reconducir nuestra emoción y nuestra posición en el entorno.” (“PsicoGlobal. Psicología de las emociones: La culpa”).

La manipulación emocional a través de la culpa.

“La manipulación emocional busca hacer sentir culpable al otro y someterle a nuestros deseos. Aprender a detectar la manipulación emocional es poder evitarla y para ello primero se debe saber en qué consiste, cómo se manifiesta, cómo se enmascara y cómo se utiliza. ‘La manipulación solo prospera en los que dicen ‘sí’ compulsivamente a todo y en los que son débiles a la hora de defender sus derechos’. (Walter Riso, doctor en Psicología, especializado en terapia cognitiva).

La manipulación emocional se reviste a menudo de buenas intenciones. Viene de la mano de un mejor amigo, la persona que dice amarnos, o el compañero de trabajo con el que llevamos un proyecto en común. Nosotros confiamos y ellos se valen de esa alianza para obtener un secreto beneficio. A veces es por el simple placer del control, otra para reforzar la propia autoestima, obtener algo a cambio o simplemente, hacer daño.

La ‘Universidad de Michigan’, realizó un estudio sobre la manipulación emocional en el contexto de la pareja donde reveló que, por término medio, suelen evidenciar unos mismos patrones psicológicos: inestabilidad emocional, baja responsabilidad, habilidades de seducción, baja autoconciencia y apertura social. Asimismo, un estudio de la ‘Universidad de Florencia’, publicado en 2019, muestra de manera contundente la asociación entre la personalidad narcisista y la tendencia a la manipulación emocional. Veamos a continuación cuáles son las estrategias más comunes que suelen utilizarse a la hora de ejercer estas técnicas.

  • ‘Haz lo que quieras’. Cuando se da una situación de poder entre dos personas, esa en la que el individuo que manipula ostenta la opción más ventajosa, se puede amenazar a la persona manipulada con perder determinadas ventajas en el caso de no obedecerla. Su manifestación más sutil se da cuando un familiar o amigo da a entender que si no se hace algo en concreto, la relación se resentirá como consecuencia de ello.
  • ‘Si no lo haces, yo tampoco’. Detrás de esta tierna declaración de buenas intenciones se encuentra velada una manipulación feroz en la que quien manipula apela a la capacidad de empatía del otro para hacer sentir culpable. En su traducción más extrema, este ‘autocastigo’ puede llegar incluso a significar la autolesión por parte del manipulador. Por eso es importante saber reconocer cuándo se trata de un simple chantaje, cuándo la intención es hacer sentir culpable y cuándo esta frase no significa una cesión, sino más bien lo contrario, y no dejarse arrastrar.
  • ‘No me pasa nada’. Después de esto le sigue un prolongado silencio y, normalmente, un lenguaje no verbal que acompaña el enfado. Dar a entender con el comportamiento una cosa y con las palabras otra es una técnica de manipulación muy recurrente para hacer sentir culpable.
  • ‘Lo que yo hice por ti’. Es la manipulación por excelencia y la que ejerce gran parte de la sociedad. Estar unidos por ese ‘dar para recibir’ es una de las formas de hacer sentir culpable más utilizadas a todos los niveles. Así, es más que común vernos en esas encrucijadas emocionales donde la pareja, una madre o un mejor amigo nos echa en cara las cosas que han hecho por nosotros con el fin de boicotear nuestra autoestima y ejercer el control. Debemos ir con cuidado con estas prácticas.
  • ‘Sin ti no soy nada’. El victimismo es una manera muy básica de hacer sentir culpable, pero aun así altamente eficiente. Quien la escucha puede llegar a temer que el otro cometa algún acto imprudente, apareciendo así, de nuevo, la amenaza del autocastigo.
  • ‘Seguro podrías esforzarte más’. Es una de las formas más generalizadas de manipulación emocional, pues apela a generar sentimientos de culpa e inferioridad en la persona manipulada, sugiriendo que no se esfuerza lo suficiente, o que hay otras personas que pueden hacer su labor de manera mucho más eficiente.

¿Cómo actuar si detecto que me quieren hacer sentir culpable?

Si en cualquier relación tienes una sensación continua de que no eres suficiente, que debes esforzarte más y de que metes la pata constantemente, es muy posible que estés siendo víctima de manipulación emocional. Una vez detectada esta dinámica, lo suyo es poner en marcha estrategias que te ayuden a salir de ello. Aquí tienes algunas:

  • Tú también tienes razón. Sin querer, muchas veces se le acaba dando la razón al manipulador por mera inercia. No lo hagas.
  • Establece límites. Decide hasta dónde quieres llegar en cada relación y ponlo en práctica. Si no encajas con alguien, es libre de irse, pero no pueden obligarte a cambiar.
  • Comunícate con honestidad y firmeza. Exige que te hablen de manera directa y deja claro cómo te hace sentir ese trato que recibes.
  • Trabaja en tu autoestima. Muchas de las técnicas para hacer sentir culpable a una persona pasan por minar su amor propio. No dejes que te devalúen.
  • Ayuda profesional. Cuando este tipo de relaciones tóxicas se mantienen en el tiempo, resulta muy difícil salir de ellas sin ayuda. No tengas miedo a pedir ayuda.” (“La mente es maravillosa. Manipulación emocional: el juego de hacer sentir culpable”).

La culpa es una carga emocional y por lo tanto es subjetiva. Normalmente proviene de un juicio de valor. Los juicios son ideas y no realidades. Esa subjetividad no cambia el evento; ese hecho que ya pasó. Es necesario cambiar la noción de culpabilidad por el de responsabilidad ¿Tuviste la responsabilidad total o fue compartida? ¿Pudiste cambiar esa circunstancia? Si la respuesta es positiva, ¿puedes reparar el daño?, pues hazlo, hasta donde sea lo humanamente posible; si es irreparable, asume tu responsabilidad, pero sin culpa. Si la responsabilidad fue de otra persona y te la quieren atribuir sin justificación alguna, ¿por qué te sientes culpable? Séneca, filósofo, político, orador y escritor romano, escribió: “Una persona que se siente culpable, se convierte en su propio verdugo”. Sabes cuál es la máxima paradoja de la culpa: las personas que atribuyen culpas a los demás para zafarse de su propia responsabilidad, o aquellas, que actúan consciente y deliberadamente para hacer daño, es que no se sienten culpables.

Eduardo Flores Zazueta

Un comentario en "La culpa, esa pesada carga que nos impide avanzar con plena libertad"

  1. Gracias por compartir y por dejar tan claro que la culpa es una emoción que con el debido análisis y reflexión ayuda a darte cuenta que puedes estar en un ambiente de manipulación y chantaje, si estás inmerso ahí, solo hasta que eres consciente, de ahí la importancia de tomar consciencia de nuestras acciones de nuestro cuerpo, habla y mente como dice BUDA, como bien lo redactas solo requerimos ser RESPONSABLES Y TENER ACCIONES VIRTUOSAS, muchas gracias Eduardo y felicidades por tan excelentes aportaciones, BENDICIONES

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