La importancia de Dar, pero también de Recibir
“Todas las relaciones humanas tienen como base del buen funcionamiento, el equilibrio entre dar y recibir y éste es el principio de la felicidad y la salud. Cuando un intercambio entre personas genera una descompensación, es porque uno da en exceso y como consecuencia se agota, y el que recibe en exceso se estanca y se queda en deuda. Vamos por la vida sin darnos cuenta de la importancia que tiene el mantener un debido equilibrio entre el dar y el recibir, sin ser conscientes de que todas nuestras relaciones están en un permanente dar y recibir, o tomar.” (“Lola de Miguel Psicóloga. Equilibrio Dar y Recibir”).
El Equilibrio entre el Dar y el Recibir.
“Para cultivar relaciones de correspondencia y reciprocidad es importante mantener un equilibrio sano entre el dar y el recibir. Hay gente que le gusta mucho dar [‘los dadores’], que es muy servicial, que le encanta ayudar a solucionar problemas a otros. Y hay otro tipo de gente que le encanta recibir [‘los recibidores’], que la ayuden a solucionar problemas, sentirse apoyada. El equilibrio entre este dar y recibir es el principio básico para que las relaciones funcionen de forma armoniosa. Cuando el equilibrio se rompe empiezan las peleas, los conflictos, rabia [en caso del que da y no recibe], con la sensación de sentirse perdido, desamparado.
Cada quien da desde donde puede y cada quien recibe desde donde puede. Lo importante es mantener la consciencia de yo te doy con amor y recibo con amor lo que tú tienes para darme. Cuando sólo me gusta dar y dar y dar, le quito al otro la oportunidad de ser generoso conmigo, de darme. En el caso de que me guste recibir, es esencial, aprender a ponerme en los zapatos del otro y pensar que el otro también quiere sentir el placer de recibir. Es primordial que exista un intercambio amoroso entre el dar y recibir, porque cuando nos quedamos sólo en el dar, o en el recibir se crea conflicto, caos, se crean peleas, se crea discordia.
El Recibir tiene que ver con nuestra autoestima.
Según Mireia Simó, Psicóloga Gestalt, en la medida que podemos recibir, vamos acumulando pequeños gestos positivos a nuestro autoconcepto [que representa la imagen que tenemos de nosotros mismos]. Y sabemos que estamos recibiendo cuando eso nos toca el corazón, cuando podemos escuchar lo que la otra persona nos da y cuando podemos reconocer lo que experimentamos. Las experiencias positivas que acumulamos nos impulsan a dar, participando en un intercambio fluido y sano. Según la psicóloga clínica Brigitte Champetier de Ribes, existen reglas del buen dar y del buen recibir.
Reglas del buen dar:
- Solo dar lo que tengo.
- Solo dar lo que el otro puede recibir.
- Solo dar lo proporcional a lo que el otro puede devolver.
- Dar desde el adulto, al otro adulto.
Las reglas del buen recibir:
- Valorar lo que el otro me da, sabiendo que siempre será distinto de lo que he dado.
- Agradecer, dándole un poco más, para marcar mi reconocimiento, y un poco más cerca de sus necesidades.
Dar y Recibir: el Equilibrio que fortalece las Relaciones.
Finalmente, la coach ontológica Verónica Freire nos recuerda que crecimos escuchando afirmaciones como ‘es mejor dar que recibir’, o ‘la modestia es una gran virtud’, una serie de afirmaciones que sobrevaloran al dar y restan valor al recibir, y terminamos incorporando estas creencias sin saber que el equilibrio entre ambos es lo que crea relaciones sanas de correspondencia y reciprocidad. Esto hace que a muchas personas les cueste recibir atenciones, cuidados, favores e incluso un simple cumplido, por no parecer arrogantes, engreídas o superiores. Se sienten incómodas, avergonzadas e impelidas a justificarlo automáticamente, a quitarle valor, o a responder ofreciendo dar algo a cambio, en vez de simplemente aceptar y agradecer. A la larga, nadie aprecia a un ‘dador nato’ y nadie soporta darle perpetuamente a un ‘recibidor nato’.” (“Arteterapiaec. Manteniendo un Equilibrio Sano entre el Dar y el Recibir”).
El no merecimiento, provoca el llamado “Pan de la Vergüenza”.
Es cuando le das y le das a una persona sin recibir algo a cambio y esa misma persona termina por odiarte. “Los kabbalistas le dan éste nombre al sentimiento que nos provoca la insatisfacción; o como comúnmente se le identifica en la Kabbalah*, nos sentimos carentes de la Luz Divina.
*“La cábala, en hebreo Qabbaláh, significa tradición, recepción, correspondencia. Es una disciplina y escuela de pensamiento esotérico, relacionada con los esenios y el judaísmo jasídico. Un cabalista tradicional en el judaísmo rabínico es denominado Mequbbāl. Utiliza varios métodos para analizar sentidos recónditos de la Torá (texto sagrado de los judíos, al que los cristianos denominan Pentateuco, y que representa los primeros cinco libros de la Biblia).” (“Wikipedia. Cábala”).
Todos en algún momento podemos llegar a ’sentir’ el pan de la vergüenza. Para identificar si en alguna ocasión has tenido éste sentimiento basta con que respondas, de forma honesta, a la siguiente pregunta: ¿en cuál área de tu vida sientes carencia?
- En tus relaciones interpersonales.
- En el área económica y/o profesional.
- En tu salud (física o espiritual).
Pero, ¿cómo surge éste término? Según la Kabbalah antes que el mundo físico, existió primero la Luz (la cual podemos identificarla como Dios, Creador, etc.) El principal propósito de la Luz es DAR. La Luz tenía tanta abundancia para compartir que creó lo que los kabbalistas llaman una vasija infinita; la cual contiene toda la luz del Creador. ¿Qué fue lo que ocurrió? La luz daba y daba y la vasija recibía, hasta que en un punto aquella vasija dijo: ‘Ya no puedo más. Ya no me siento plena simplemente recibiendo. Ahora también quiero actuar como la Luz: dar y compartir’. Y es aquí donde podemos traer a nuestro pensamiento una situación en la que estamos sintiendo insatisfacción o poco merecimiento por algo que estamos ganando con mínimo o nulo esfuerzo. El ejemplo más claro es cuando uno de los miembros de una pareja no se siente merecedor de todo lo que la otra persona está haciendo por él o ella. Atenciones, regalos, presencia, tiempo, espacio son algunas de las cosas que incluso pueden llegar a sofocar a quien, dentro de esa relación, está sintiendo pan de la vergüenza. En resumen, el pan de la vergüenza se termina cuando decides emular al Creador, y piensas en dar y en ser causa de las situaciones que acontecen en tu vida.” (“Algo Que Contarte. Pan de la vergüenza”).
Das pero no recibes: la importancia de establecer límites.
“Esto tiene que ver mucho con establecer límites. Aprenderás a establecer una frontera saludable entre ti y otros seres humanos. Se han formado muchas aplicaciones de la ley de la Dualidad, las que son importantes para ti son: el Dar y Recibir. En tu vida siempre vas a recibir lo que estás dispuesto a dar. Es importante que ofrezcas a los seres humanos la posibilidad de compensación. Depende de él o ella que perciba y genere un flujo de energía. Se consciente que si das demasiado, aunque des desde el amor, llegará el momento que el otro ser humano no pueda aceptar más y se vaya. Por eso es importante ser capaz de decir ‘no’. Trata con los problemas de los demás solo si desea esa ayuda y si verdaderamente le puedes ayudar.
Imagínate una pareja de enamorados, en la que uno da más que el otro. Uno ama más y da más, si el otro no recibe la oportunidad de devolver el amor de forma similar, entonces se separará con el tiempo de su pareja, debido a que su subconsciente percibe un desequilibrio. Seguirá buscando una relación en la que también pueda dar de la misma forma que recibe.
Las leyes de la compensación son válidas en todos los ámbitos. En el amor, en el trabajo, en el dinero y en las amistades. Se puede transmitir a todas las situaciones de la vida. La compensación es muy importante para el subconsciente de un ser humano. Mientras algo sólo llegue de una dirección, la otra parte no puede aceptarlo de forma ilimitada. No podrá valorarlo y lo rechazará con el tiempo, hasta que se establezca la compensación.” (“Escuela Cósmica. Maestría con los Círculos de Trigo. 15° Entrenamiento”).
La palabra compensar, proviene del latín; está formada por el prefijo con-, todo, junto y pensare, pesar en una balanza y significa, “añadir algo, para hacer que una cosa sea igual que otra”. El dar y recibir equilibradamente, se convierte en un acto de Justicia, porque la justicia se basa en la “Ley de Compensación”. El jurista romano de origen fenicio, Domicio Ulpiano, definió así a la justicia: “como la continua y perpetua voluntad de dar a cada quien lo que le corresponde”.
Eduardo Flores Zazueta