Apolonio de Tiana y Jesús el Cristo, tuvieron Vidas Paralelas

Apolonio de Tiana y Jesús el Cristo, tuvieron Vidas Paralelas

El sofista Filóstrato de Atenas (s. II d.C.), escribió la biografía del filósofo, matemático y místico griego neopitagórico, Apolonio de Tiana (Tiana, Capadocia, 3 a.C. – Éfeso, 97 d.C.). En su obra, extremadamente descriptiva, Filóstrato nos cuenta los siguientes pasajes de la vida del Maestro:

“Domiciano no reacciona ante la desaparición de Apolonio.

Tal era el discurso que nuestro hombre había preparado. Y encontré al final del discurso las mismas últimas palabras del anterior, es decir: pues no me matarás, ya que no soy mortal.

Cuando abandonó el tribunal, de una forma sobrenatural y no fácil de contar, el tirano no reaccionó como la mayoría esperaba. […]

Viaje milagroso a Dicearquía y entrevista con Damis y Demetrio.

Damis se estaba, pues, lamentando, y decía más o menos lo siguiente:

-¿Veremos alguna vez, dioses, a nuestro noble y excelente camarada?

Y al oírlo, Apolonio -pues se daba el caso de que estaba ya en la gruta de las Ninfas-, dijo:

-Veréis, o, más bien, ya habéis visto.

-¿Vivo? -dijo Demetrio-. Porque si es muerto, jamás cesaremos de llorar por él.

Así que tendiendo Apolonio su mano hacia él, dijo:

-Tócame, y si me evado de ti, soy un fantasma que te viene de los dominios de Perséfone… Pero si, a tu toque, permanezco, convence también a Damis de que vivo y de que no he abandonado mi cuerpo 582.

Así que ya no podían seguir dudando, sino que, levantándose, le echaron los brazos al cuello, le dieron la bienvenida…

“582. Compárese esta escena con la aparición de Cristo a los Apóstoles, tras su resurrección (Lucas XXIV 39, Juan XX 20, 27).” (Págs. 496 y 498. “Vida de Apolonio de Tiana. Libro VIII”. Filóstrato. En español por la Editorial Gredos, S. A. Madrid. 1992).

Biografía de Apolonio de Tiana.

La escritora, ocultista y teósofa rusa H. P. Blavatsky, sobre Apolonio[*] de Tyana, escribió lo siguiente: “Admirable filósofo que nació en Capadocia a principios del siglo primero. Ferviente pitagórico, que estudió las ciencias fenicias bajo la dirección de Eutidemo, y la filosofía pitagórica y otros estudios bajo la de Euxeno de Heráclea. Siguiendo las doctrinas de dicha escuela, fue vegetariano durante su larga vida; se alimentaba sólo de frutas y hortalizas; no bebía vino; llevaba vestidos hechos sólo de fibras vegetales; andaba descalzo y se dejó crecer el cabello en toda su longitud, como lo llevaban todos los Iniciados antes y después de él. Le iniciaron los sacerdotes del templo de Esculapio (Asclepios) en Eges y aprendió mucho de los ‘milagros’ para curar enfermos, obrados por el dios de la medicina.

[*]En su nacimiento fue ofrecido al dios Apolo. Apolonio es un nombre propio masculino de origen griego, que significa, “relativo a Apolo”. “Apolo, es el dios griego del sol, la luz, la medicina, la música, la poesía, el tiro con arco, el conocimiento y la profecía.” (“Campamento Mestizo. Apolo”).

Habiéndose preparado para una Iniciación más elevada por medio de un silencio que duró cinco años, y por los viajes, en los cuales visitó Antioquía, Efeso, Panfilia y otros puntos, se encaminó solo por la vía de Babilonia a la India, pues sus íntimos discípulos le habían abandonado por temor de ir a la ‘tierra de los encantos’. Sin embargo, un discípulo accidental, Damis, a quien encontró en su camino, le acompañó en sus viajes. En Babilonia fue Iniciado por los caldeos y magos, según refiere Damis, cuyo relato copió un tal Filostrato cien años más tarde. Después de haber regresado de la India, se mostró como un verdadero Iniciado, por cuanto las pestilencias y los terremotos, muertes de reyes y otros acontecimientos que él profetizó sucedieron puntualmente.

En Lesbos, los sacerdotes de Orfeo, envidiosos de él, se negaron a iniciarle en sus misterios especiales, aunque lo hicieron algunos años después. Predicó al pueblo de Atenas y otras ciudades, la moral más pura y noble, y los fenómenos que operó fueron tan admirables y estupendos como numerosos y bien comprobados. ‘¿Cómo es –pregunta Justino mártir con espanto–, cómo es que los talismanes (telésmata) de Apolonio tienen virtud para impedir, como vemos nosotros, la furia de las olas, la violencia de los huracanes y las acometidas de las bestias feroces; y mientras los milagros de Nuestro Señor se recuerdan tan sólo por tradición, los de Apolonio son numerosísimos y realmente manifestados en hechos presentes?’ (Quoest. XXIV). Pero fácilmente responde a esto el hecho de que, después de cruzar el Hindú Kush, Apolonio había sido dirigido por un rey a la mansión de los Sabios, que puede ser la misma de hoy día, los cuales le enseñaron la ciencia no superada por ninguna otra. Sus diálogos con el corintio Menippo, nos dan verdaderamente el catecismo esotérico, y descubren (cuando se comprenden), más de un importante misterio de la Naturaleza. Apolonio era amigo, corresponsal y huésped de reyes y reinas, y no hay poderes maravillosos o ‘mágicos’ mejor atestiguados que los suyos. Hacia el fin de su dilatada y prodigiosa vida abrió una escuela esotérica en Efeso, y murió a la edad de cerca de cien años.” (Págs. 49-50. “Glosario Teosófico. Diccionario de esoterismo y ocultismo”. Edición en español de 2002).

Prodigios de Apolonio de Tiana, similares a los de Jesús el Cristo.

“El propósito primordial de Filóstrato es negar en su biografía que Apolonio fuera un góes, un brujo o practicante de la magia negra, y reivindicar su figura, convirtiéndola en la de un representante excelso de la alethiné sophía, la ‘verdadera sabiduría’, a la altura de filósofos antiguos como Empédocles, Demócrito o Platón, por no hablar del propio Pitágoras. Para ello llega incluso a atacar a los brujos, tanto en su propia narración, como en boca de Apolonio. No obstante, pese a sus buenos propósitos, los rasgos con los que nos presenta su figura hacen asomar aquí y allá inevitablemente la figura del taumaturgo[1]. Apolonio hace milagros (IV 25, VI 27), resucita a una muerta o, al menos, aparentemente muerta (IV 45), hace profecías (I 10, IV 4, 34, VI 32, etc.), expulsa démones (IV 20, 25, VI 27), sana enfermos (IV 4), aparta la peste (IV 10), evoca muertos (IV 16), aparece súbitamente en un lugar apartado (IV 10, VIII 10), ve lo que sucede en lugares lejanos (VIII 26), habla lenguas sin haberlas aprendido (I 19), posee la capacidad de comprender a los animales (I 20) y un largo etcétera de poderes, algunos de ellos íntimamente relacionados con lo chamánico. […]

[1]”La palabra taumaturgo, proviene del griego thaumatourgós, del griego clásico, thauma, maravilla y ergon, obra, y que significa literalmente ‘el que obra hechos maravillosos’ y luego en el griego cristiano, ‘el que obra milagros’, que se aplica a los santos.” (“Etimologías de Chile. Taumaturgo”).

Filóstrato, precisa que los poderes de Apolonio se deben a una especial ascesis (VIII 7), con lo cual no hace otra cosa que profundizar en un concepto acuñado por Juliano el teúrgo, el concepto de teúrgia[2], heredado luego por Porfirio y el Neoplatonismo. La teúrgia la practica un sabio que, por la ejemplaridad y pureza de su vida y por su amor a la sabiduría, goza de la comunidad con los dioses y es intermediario entre dioses y hombres. En todo caso, tenemos datos que aseguran que Apolonio llegó a recibir culto. Además del heroon [santuario] que le dedicó el emperador Severo Alejandro; sabemos que en Éfeso recibía culto bajo la advocación de Heracles Tutelar.” (Págs. 20-22. “Vida de Apolonio de Tiana. Introducción”. Filóstrato. Con la traducción, introducción y notas de Alberto Bernabé Pajares*).

*Es catedrático de “Filología Griega de la Universidad Complutense” y miembro del “Centro de Estudios del Próximo Oriente”, ha publicado numerosos libros y artículos relacionados con el ámbito de la filología griega e indoeuropea.

[2]El término teúrgia, se origina del griego, Theos, Dios y ergon, obra; literalmente “obra de Dios”. Son los milagros o prodigios, que realizan los sabios y los santos.

“Apolonio de Tyana se retiraba en secreto para ‘conversar’ con Dios, y siempre que sentía necesidad de contemplación se arrebujaba en su blanco manto de lana. También Jesucristo les dijo a sus discípulos: ‘Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto.’251.

251. S. Mateo. VI, 6.” (Pág. 114. “Isis Sin Velo”. Tomo II”. Edición en español de 1912. H. P. Blavatsky).

El Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère, escribió: “Apolonius de Tiana es también el autor de la famosa obra el ‘Nuctemerón’ (‘Noche alumbrada por el Día’). El libro se compone primeramente de ‘12 Horas’ simbólicas, idénticas a los signos del Zodíaco Mágico y a los trabajos alegóricos de Hércules, que representan la sucesión de las obras de Iniciación.” (Pág. 51. “Los Propósitos Psicológicos. Tomo VII. Objetividad Metafísica. La Rosa y la Cruz”. Edición en español de 1961).

El Maestre, en otra de sus obras, apuntó: “Conocemos esos Gurús de la India que se desmaterializan para nuevamente materializarse en otros lugares, y no es solamente en la India donde dichos ‘milagros’ se producen, sino que en general la gente tiene conocimiento de uno u otro hecho que ha producido el fenómeno de la ubicuidad, bien por un brujo o por un Iniciado que ha aparecido súbitamente para desaparecer enseguida. Recordamos que Apolonio de Tiana fue absuelto por sus jueces porque aparecía y desaparecía ante el Tribunal.” (Pág. 221. “Yug Yoga Yoghismo. Una Mathesis de Psicología”. Edición original de 1952). Seres como Apolonio de Tiana y otros Iniciados, realizaron grandes prodigios al iluminar su Conciencia.

El historiador, biógrafo y filósofo moralista griego, Plutarco, escribió una colección biográfica denominada, “Vidas paralelas”; en la que refiere y compara biografías de célebres griegos y romanos, encontrando similitudes entre sus vidas. En algunas de ellas están, las de Teseo y Rómulo; Pericles y Fabio Máximo; y la de Alejandro y Julio César. Por este escrito que te presento, podrás darte cuenta, de que existe una sorprendente similitud biográfica entre Jesús el Cristo y Apolonio de Tiana, por lo que perfectamente entran en dicha denominación, porque fueron coetáneos y tuvieron vidas paralelas.

Eduardo Flores Zazueta

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