Concentración y Meditación para la Realización Espiritual

Concentración y Meditación para la Realización Espiritual

La meditación es una de las técnicas que tiene como objetivo final realizar lo fundamental (Dios, Consciencia, Amor, Realidad, Espíritu, Brahman, Atman, Buddhata, Tao, AinSof, Allah, Iluminación Espiritual o cual sea tu idea de lo primordial). La mayoría de los meditadores llegan a esta práctica en busca de alguna versión de la auto-realización o despertar espiritual (Iluminación). Sin embargo, antes de que se produzca una plena realización del Ser, una plena realización espiritual (y no sólo experiencias ocasionales), necesitamos atravesar muchas etapas y estados de crecimiento y despertar. […] La meditación es a la vez la llave del reino interior, nuestra verdadera naturaleza y el reino interior en sí mismo. Permítanme ilustrar esto con una metáfora: supongamos que nuestra verdadera naturaleza (el reino interior) es como un diamante que mantiene su pureza y belleza independiente de las formaciones rocosas a su alrededor. Para descubrir el diamante, el minero y el joyero (el meditador) necesitan quitar la roca circundante con una herramienta, una herramienta hecha generalmente del diamante mismo. De la misma manera, la meditación es la herramienta y la meta misma.” (“La Vida Integral. Sentando las bases para la realización espiritual – Iluminación”. José Ricardo Fuentes).

El Portal del León 8 / 8 / 8.

Para este jueves próximo pasado, el 08/08/2024, se divulgó la información de que en esa fecha se abriría un Portal que podríamos aprovechar; especialmente en un sentido de abundancia material y espiritual, pero, ¿por qué la referencia al León?, porque el Sol seguiría transitando por el Signo Zodiacal de Leo en dicha fecha (del 23/07/2024 al 22/08/2024) y es precisamente el Sol, el regente astrológico de dicho Signo.

La importancia del Número 8.

El número 2 representa el Principio de la Dualidad o Polaridad: día-noche; bondad-maldad; éxito-fracaso; salud-enfermedad, etc. Al duplicarse este Principio se materializa y se convierte en el número 4. Dos veces el número 4, se convierte en 8 y a todo lo manifestado se le saca el máximo provecho. El número 8, es el número 2 elevado al cubo, es decir, es la tercera potencia del número 2 (2 X 2 X 2 = 8). El número 8 nos habla de la organización, la perseverancia y el control de la energía para producir logros materiales y espirituales. Simboliza la autosuficiencia, el éxito material y la firmeza de planteamientos. Representa el poder de la realización, la abundancia en el mundo mental y espiritual expresado en la curva superior, y la abundancia material, a la que hace referencia en su curva o base inferior. Al ser tres veces 8, todo ello se potencializa.

Las diferentes manifestaciones del 8:

    • Es el número atómico del oxígeno y sin oxígeno, no sobreviviríamos.
    • Los átomos siempre buscarán tener 8 electrones de valencia, a esto se le conoce como Regla del Octeto.
    • En el sistema anglosajón de mediciones, hay 8 onzas en una taza, 8 pintas en un galón y 8 furlongs en una milla.
    • En la Escala musical la octava nota será la misma que la primera, pero variará en si es más grave o aguda.
    • En la Biblia a este número se le menciona 80 veces.
    • El 8 se representa con las 2 serpientes entrelazadas del caduceo, símbolo del equilibrio entre fuerzas antagónicas. También representa el eterno movimiento cósmico base de regeneración y de infinito. Es verticalidad formal del infinito.
    • En la mística cosmogónica de la Edad Media el 8 correspondía al cielo de las estrellas fijas (Firmamento) y simbolizaba el perfeccionamiento de los influjos planetarios.
    • La Estrella Tartésica es una estrella de ocho puntas, resultado de la superposición de dos cuadrados concéntricos, uno de los cuales ha sido girado 45 grados. La estrella de ocho puntas tiene su origen en la mitología y la religiosidad de las antiguas civilizaciones mediterráneas.
    • El 8 es el número más afortunado en la cultura china, puesto que 8 (八) suena parecido a 发 (fā), que significa “próspero”, “fortuna”.
    • En el taoísmo, el 8 se asocia a integridad y plenitud. Asimismo, las ocho direcciones (Bafang 八方), representan al universo completo, en la concepción espacial taoísta.
    • Un tablero de ajedrez posee dimensiones de 8 X 8 escaques, dando lugar a sus 64 casillas.
    • Yahvéh y Jehováh, tienen la misma etimología hebrea: יהוה, YHWH. y el valor numérico del nombre de Yahvéh es 26. Esto es por el lugar que ocupan las letras en el alefato o alfabeto hebreo (álef, bet, guímel, dálet, etc.), Y (yod) es la décima letra; H (he) ocupa el quinto lugar, W (vaw) el sexto y nuevamente H (he) el quinto sitio. Realizando la suma teosófica es 10 + 5 + 6 + 5 = 26. Después con la reducción teosófica nos da 8: 2 + 6 = 8.
    • Este número, en Numerología representa al Universo. En lo individual, nos enseña a descubrir nuestras capacidades; aquellos talentos que sirven para transformar a la Tierra.
    • En Astrología corresponde al octavo Signo Zodiacal: Escorpión y a la octava Casa del Horóscopo, que simboliza la muerte, pero también, la Transformación Interna.
    • En Kabbaláh, la Tradición esotérica del judaísmo, representa al Ser después de la Realización
    • En el Tarot, el Arcano Número VIII, es la Justicia, representa el mundo objetivo, el equilibrio de las energías. La estrategia necesaria para que nuestros talentos y dones sean eficientes.
    • En el Cristianismo esotérico, representa la Salvación del Alma.
    • En Matemáticas, colocado en forma horizontal, representa al Infinito.
    • En Yoga está relacionado con el Estado Trascendental: el Samadhi, el octavo paso de Raja Yoga (Yoga del dominio mental).

    El Congreso.

    En el marco de este acontecimiento, se llevó a cabo un Congreso en Acayuca, Hgo. Tuve la oportunidad de participar impartiendo una conferencia, con el tema: Concentración y Meditación para la Realización Espiritual. Te presento la grabación de dicha ponencia.

    Conferencia: Concentración y Meditación para la Realización Espiritual, presentada por Eduardo Rafael Flores Zazueta.

    La Concentración y la Meditación.

    “Por su parte, las técnicas de concentración, meditación y autoconocimiento favorecen la armonía psíquica, resuelven conflictos internos, tranquilizan la mente y las emociones y previenen contra desórdenes emocionales. La meditación es como una operación quirúrgica de la mente para reorganizarla en un plano más sabio y armónico; asimismo, todas las técnicas del hatha-yoga, en la medida en que alertan la conciencia, purifican la percepción y «desautomatizan», también son de gran ayuda para erradicar condicionamientos. El yogui se empeña en el desarrollo de su conciencia y la «limpieza» del subconsciente para desencadenar el conocimiento yóguico o visión cabal, que es propio de la supraconciencia, pues no está sometido a percepciones falseadas o al material desordenado, anárquico y condicionante del subconsciente. No es por casualidad que innumerables psicoterapeutas recomienden a sus pacientes la práctica del yoga o que incluso ellos mismos lo practiquen. En estos últimos años en nuestras aulas hemos comprobado el número creciente de médicos, de las más distintas especialidades, que emprenden la práctica del yoga. La práctica del yoga nos recentra interiormente y nos permite vivir con equilibrio psíquico en una sociedad desequilibrada.

    El Yoga como Técnica de Autorrealización.

    El yoga es un método de trascendencia y liberación de la ignorancia fundamental, para poder así desarrollar una percepción iluminada. Es una vía de aproximación a la última realidad y, como técnica de autorrealización, su propósito principal es la recuperación de la naturaleza real que reside en el individuo y que no es perceptible porque estamos ciegamente identificados con los procesos psicomentales de todo tipo, viviendo de espaldas a nuestra propia identidad. Como sistema soteriológico que es, el yoga pone los medios para que brote la sabiduría que disuelve todos los autoengaños; también, elimina la oscuridad de la mente y conecta al individuo con la «realidad trascendente», lo que representa la emancipación espiritual. Para los yoguis, además del subconsciente y la conciencia, todos disponemos de una supraconciencia o mente de orden superior. Esta supraconciencia está aletargada y hay que ganarla.

    Las técnicas del yoga van drenando y saneando el subconsciente y resolviendo sus condicionamientos, por un lado, y por otro amplificando la conciencia y esclareciendo la percepción para poder ganar la supraconciencia o mente iluminada. Cuando uno recupera su naturaleza real y, por tanto, se realiza, se obtiene la tan ansiada libertad interior, como quiera que a ésta se le designe: nirvikalpa-samadhi, nirvana, iluminación. Para los yoguis existe un estado superior de conciencia que es conocido como samadhi y que es una experiencia de éntasis sumamente reveladora y transformadora. Mediante el cultivo de una genuina ética, el control psicosomático y la meditación, el yogui va conquistando ese estado cumbre de conciencia que es la experiencia mística del samadhi y que desencadena la percepción de la última realidad. Pero el yogui no sólo trata de amplificar la conciencia, sino de sobrepasarla para obtener una mente supramundana que se desvincula de los condicionamientos que aprisionan a la persona común. Así, el yoga es una senda hacia la liberación definitiva, y la persona que alcanza esa suprema meta es denominada un «liberado viviente», pues ha puesto término a la ignorancia, la avidez, el odio y el miedo.

    Mediante la práctica meditativa, el yogui aprende a concentrar y expandir su atención, a percibir y percibirse y, sobre todo, a modificar los viejos modelos de conducta mental, para lograr mayor libertad interna, pureza mental y comprensión transformadora. Se van modificando los modelos re activos de la mente y el «observador» aprende a mirar sin implicarse en los fenómenos existenciales, incluidos sus propios procesos psicofísicos. Se va creando un «espacio» interno de claridad e imperturbabilidad y se va consiguiendo que la mente que genera confusión, engendre claridad, y que los estados de ofuscación se transformen en estados de perspicacia. La meditación calma y esclarece, es decir, procura sosiego y lucidez, que no es lo común en la mente ordinaria. La meditación, asimismo, va desmantelando la estructura del ego y desencadenando una percepción pura y sabia, que los yoguis denominan percepción yóguica o hiperconsciente.

    Hasta que la mente comienza a cultivarse, ordenarse y purificarse, por lo general es indócil, confusa y fragmentada. En ella anidan la ofuscación, el odio y la avidez, que son emociones muy insanas que perturban la visión y generan erróneos enfoques y falaces interpretaciones. La mente se debate entre la ansiedad o el desasosiego y la pereza y la melancolía, y sólo raramente halla un estado de equilibrio y armonía. El yogui, con su perseverante entrenamiento, tiene que ir logrando una mente más estable, silente, perceptiva y 23esclarecida, lo que no sólo le permitirá vivir se interiormente con más plenitud, sino también ser más atinado y diestro en la acción externa. Cuando hay mayor claridad mental, el proceder es más correcto, porque de la  confusión sólo puede surgir una actuación confusa. Con la práctica, el yogui va logrando que su mente diseminada se vuelva más unificada y controlada, pasando de un estado incipiente de dispersión a uno de integración. Las modificaciones mentales se producen por distintas causas: las latencias e impresiones del subconsciente, que aherrojan el campo de la mente, el deseo compulsivo, la aversión intensa, el ego, la ofuscación y otros impedimentos en la evolución interior.

    El yogui, mediante la práctica meditacional, va purificando su subconsciente, intensificando la conciencia, subyugando el ego y conquistando un conocimiento más directo y menos condicionado. Por eso en el yoga se hace referencia a la mente condicionada ya la mente nacida de la meditación, es decir, forjada a la luz de los factores que deben apuntalar la meditación y que son atención consciente, ecuanimidad, sosiego y otros, o sea, justo aquellos que por lo general no están en la mente en el devenir cotidiano. Por eso la meditación es un banco de pruebas y dispone la mente para que pueda también mantener una mejor cualidad de conciencia en la vida diaria. Hay que llevar los frutos de la meditación a la actividad cotidiana. Según el raja-yoga, que es la primera psicología no académica del planeta, la mente tiene diversas funciones, entre otras la receptiva, la analítica y la intuitiva. Hay que ejercitarse para percibir más lúcida y penetrativamente, pensar más correcta y conscientemente y potenciar la visión intuitiva o sabiduría, que ve los fenómenos sin egocentrismo ni falsas interpretaciones.

    Mediante la recuperación de una mente yóguica es posible adquirir vislumbres que se niegan a la mente ordinaria y que resultan eficientemente transformadores. La mente que genera desdicha, comienza a producir contento. Con el entrenamiento adecuado se van superando los escollos y contaminaciones mentales (ofuscación, avidez, odio, desasosiego, insatisfacción, pereza, egocentrismo y otros) y se van actualizando los «bálsamos» internos, que son factores de crecimiento e iluminación: energía, atención vigilante, claridad y calma mentales, diligencia, contento, compasión y otros.” (Págs. 13-14, 16, 28-29. “El gran libro del yoga”. Ramiro A. Calle).

    “El objetivo de la vida espiritual, consiste en que todos logremos reconocer y restablecer de manera consciente, el contacto con nuestro origen y con lo que realmente somos: con Dios en nuestro interior, con nuestro Ser, y a través de Él, con todo lo que existe. El Ser es la emanación del espíritu universal que sostiene nuestra existencia, que se proyecta como un alma individual, para manifestarse a través del cuerpo físico, mediante una personalidad en este mundo material.” (“La Realización Espiritual: Claves para alcanzarla”. Tomás Ramón Aybar Ovalle). Ésta es la finalidad de todas las doctrinas soteriológicas (del griego sōtēria, salvación y logos, estudio de). El Samadhi es el Estado de Conciencia Trascendental de los Yoguis; en el que el místico tiene la visión directa de Dios en Sí Mismo. Es el Éxtasis de los Cristianos; corresponde a Moksha en el Hinduismo y en el Jainismo; al Nirvana de los Budistas; es el Dzogchen en el Bön y en el Budismo Tibetano y es el Satori del Budismo Zen.

    Eduardo Flores Zazueta

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