Fluir con la Vida

Fluir con la Vida

“Wu wei, en chino ‘inacción’, es un término que describe un importante aspecto de la filosofía taoísta en el cual la forma más adecuada de enfrentarse a una situación es «no actuar» (forzar), aunque se hace mucho énfasis en la literatura taoísta en que no es lo mismo no actuar que no hacer nada, también significa ‘sin esfuerzo’ y ‘crecimiento’; en el sentido, por ejemplo, de que las plantas crecen por wu wei, es decir, no hacen esfuerzos para crecer, simplemente lo hacen. El wu wei sería, pues, una forma natural de hacer las cosas, sin forzarlas con artificios que desvirtúen su principio y armonía.

Wu wei y la sincronización con los ritmos del Universo.

En la caligrafía Zen, el Wu wei es representado como un círculo. El término Wu wei se compone de dos sinogramas. El primero significa ‘no’, ‘no ser’, ‘no haber’; el segundo significa ‘hacer’ pero también se puede usar como preposición (‘para’ o ‘por’). La traducción literal de Wu wei es ‘no hacer’. Sin embargo traducirlo como ‘no hacer’ es una traducción engañosa, porque Wu wei no alude a la pasividad. Cómo se ha explicado wei también significa ‘para’ o ‘por’, lo cual nos explica que no estamos ante un puro hacer, sino ante un ‘hacer para’ o ‘hacer por’, es decir obrar buscando una finalidad concreta. Por lo tanto lo que se niega es ese hacer intencional. Y lo contrario a un hacer intencional no es ‘no hacer’, es un ‘hacer no intencional’ o en otras palabras un ‘hacer espontáneo’.

En los textos taoístas originales, el Wu wei se asocia a menudo con el agua y su naturaleza pasiva. Aunque el agua es blanda y aparentemente débil, tiene la capacidad de erosionar lentamente la roca sólida. Puede, no obstante, llenar cualquier contenedor, tomar cualquier forma, fluir hasta cualquier sitio e incluso escurrirse por los agujeros más pequeños. Cuando se divide en miles de pequeñas gotas, el agua aún tiene la capacidad de unirse de nuevo y, en ocasiones, formar parte del inmenso océano.” (“Wikipedia. Wu wei”).

“Los valores y virtudes en el Wu wei.

El Wu wei propone una vida sencilla, porque es la que más se traduce en paz y armonía. Esa sencillez implica no apegarnos demasiado a las ambiciones y deseos, ya que son las principales fuentes de intranquilidad y sufrimiento, más que de realización. De esta forma evitamos el dolor, si un día carecemos de aquello a lo que nos hemos apegado en exceso. Por ello, la importancia no es lo material en sí, sino nuestra relación con el objeto.

La sencillez también ayuda a que vivamos de una forma más serena. Cuando estamos enfocados a tener grandes logros y satisfacciones, esto resulta imposible. De lo que se trata entonces es de valorar lo que somos y lo que tenemos, en lugar de lamentarnos por lo que no somos o no poseemos. Observar el presente y todo lo que hemos obtenido, sin duda, nos aportará muchos más beneficios que si solo nos fustigamos por aquello que no tenemos. De la misma manera, el Wu wei plantea que la sencillez nos ayuda a aceptar las cosas tal y como son, a no resistirnos al curso de los acontecimientos y a no pretender tomar el control sobre ellos. Valores y actitudes que entran en contradicción con la mentalidad occidental, pero que permiten cultivar un mayor equilibrio emocional. A través de la aceptación activa, nuestra vida se transformará en camino mucho más relajado, en la que sabremos que no tenemos el control de todo lo que sucede.

El Wu wei y el budismo están más cerca de lo que parece. El no aferramiento, evitar el exceso de deseo o de odio, el no hace nada en momentos críticos. Se trata de enseñanzas milenarias que, por alguna razón, coinciden y a través de ella se obtiene una existencia mucho más serena, tranquila y ordenada. Sobre todo, a nivel mental. Así pues, no cabe duda que, a pesar de que en los tiempos modernos todo esto pueda suponernos algo demasiado exótico, se trata de algo que podemos implementar en nuestras vidas.

El Wu wei y los excesos.

El Wu wei también nos llama la atención sobre el hecho de que la principal fuente de problemas son los excesos. Contrario a lo que muchos piensan, no son las carencias, sino los excesos los que nos llevan a sentir mayor malestar. De ahí que están los elementos prácticos que nos propone el Wu wei:

  • Aceptar el hecho de que los problemas son una creación de nosotros mismos. Los problemas no surgen de la nada, son creados por nuestras acciones y por nuestra mente.
  • Aprender a apreciar el flujo natural de las cosas. Esto es, adoptar una actitud de observación frente a los acontecimientos, sin pensar que debemos intervenir en ellos.
  • Dejar que la mente fluya. No intentar dar una dirección o un enfoque específico. Simplemente permitir que siga su propio curso, especialmente cuando estamos en calma.

De lo que se trata entonces, es de no resistirnos a ese transcurrir de la realidad. Buena parte de nuestras acciones están destinadas a hacernos resistir. Esto genera una fuerza negativa que llega a ser contraproducente. En lugar de ayudar a que nos auto preservemos, nos incita a dañarnos a nosotros mismos en esa lucha. Lo que se busca es permitir que todo ocurra de forma natural, sin oponernos a ello

Esperar y mirar.

Uno de los ejes del Wu wei es el de aprender a esperar y mirar. Se parte de la idea de que la energía se debe conservar para aquellos momentos en los que sea inapelable la acción. Quien observa y aguarda el momento propicio sabrá actuar con gran sabiduría. También con enorme vitalidad, ya que no ha desperdiciado esta en acciones intrascendentes.

La filosofía taoísta reconoce, que el universo ya funciona armoniosamente de acuerdo con sus propios principios y, cuando el ser humano enfrenta su voluntad contra el mundo, altera la armonía que ya existe. Se parte también de la idea de que quien sabe mirar y esperar resolverá cualquier situación con gran facilidad. Apenas le implicará esfuerzo. Esto no significa negligencia o pasividad, sino más bien sincronización con el flujo natural de la realidad. Hay que recalcar que nada permanece inmutable, sino todo lo contrario. Lo que existe está cambiando constantemente, con o sin acciones individuales.

De lo que se trata entonces es de no resistirnos a ese transcurrir de la realidad. Buena parte de nuestras acciones están destinadas a hacernos resistir. Esto genera una fuerza negativa que llega a ser contraproducente. En lugar de ayudar a que nos auto preservemos, nos incita a dañarnos a nosotros mismos en esa lucha. Lo que se busca es permitir que todo ocurra de forma natural, sin oponernos a ello.” (“La mente es maravillosa. Wu wei, el arte de la no acción”).

Armonía con el Tao.

El Tao en el taoísmo, se refiere a la esencia primordial o al aspecto fundamental del universo y el ser humano; es el orden natural de la existencia. “A medida que uno disminuye su ‘hacer’ —aquí entendemos ‘hacer’ como las acciones intencionales encaminadas a beneficiarnos o dirigidas a cambiar o apartar el mundo de su estado y evolución natural— uno disminuye todas las acciones cometidas contra el Tao, la armonía natural ya existente. Desde que uno empieza a cultivar el Tao, alcanza más armonía con el Tao y, de acuerdo con otro gran filósofo Taoísta antiguo, Chuang Tzu, logra un estado de Ming o ‘clarividencia’ (similar al estado de satori en la práctica zen, el éxtasis en la mística cristiana, el nirvana budista, y cualquier otro tipo de iluminación descrita en tantas religiones y prácticas espirituales).

Podemos resumir el pensamiento Wu wei como el dejar estar o dejar fluir. La aceptación del mundo por medio de la aceptación de sus reglas naturales, las cuales no deben tratar de ser cambiadas para alcanzar mayor bienestar ya que con esas acciones sólo conseguimos desequilibrar el Tao, obteniendo por fin todo lo contrario de lo que pretendíamos: incomprensión y sufrimiento.” (“Wikipedia. Wu wei”).

Bruce Lee aplicó este Principio, para su Arte Marcial denominado “Jeet Kune Do”, “El Camino del Puño Interceptor”.

“Ser como el agua. Bruce Lee pensaba que los sistemas marciales deben ser tan flexibles como sea posible. El agua es usada como analogía, pues puede describir por qué la adaptabilidad es un rasgo deseado en las artes marciales. El agua es infinitamente adaptable. Se puede ver a través de ella misma, pero en otras ocasiones puede oscurecer las cosas a simple vista. Puede partir y dividir, mover o chocar con cualquier cosa. Puede erosionar las rocas más duras suavemente o puede fluir más allá del guijarro más minúsculo. Bruce Lee creía que un sistema marcial debía tener estas cualidades.

Los estudiantes de ‘JKD’ evitan sistemas tradicionales de entrenamiento, o estilos de lucha que siguen la pedagogía confuciana o lineal usada en las escuelas tradicionales del Kung-Fu y del Karate, debido a esta carencia de adaptabilidad. El ‘JKD’ se orienta para ser un grupo de conceptos dinámico que están en constante cambio, siendo así extremadamente flexible. Se anima a los estudiantes de ‘JKD’ que estudien cada forma de combate posible, esto es así para ampliar sus conocimientos de otros sistemas de lucha.” (“Wikipedia. Jeet kune do”). Bruce Lee, el Gran Shifu (Maestro), escribió: “Un hombre del JKD debe conservar su mente siempre en el estado de vacío, para que su libertad en la acción nunca se obstruya”. (Pág. 206. “El Tao del Jeet Kune Do”).

El Maestro Taoísta Chuang Tzu, escribió: “Del vacío del sabio surge la quietud. De la quietud, la acción. De la acción, el logro”. Desde la quietud de tu interior, que toda acción fluya como las aguas cristalinas de un río que desembocan en el océano de infinitas posibilidades.

Eduardo Flores Zazueta

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