Jesús el Cristo, en la Fraternidad de los Esenios
“Para comprender y apreciar debidamente lo que hay de historia y de leyenda en el nacimiento y obra del Maestro Jesús, es necesario conocer las corporaciones y escuelas que contribuyeron a preparar su Advenimiento. En el pasado siglo se descubrieron en la bibliografía sagrada, muchas anotaciones referentes a la Fraternidad Esenia y sus actividades en Palestina, poco antes del nacimiento y durante toda la vida del Maestro Jesús. Algunas de dichas anotaciones comprueban que los historiadores Filón y Josefo aluden a los Esenios, y han explicado muchas referencias misteriosas encontradas en las escrituras hebreas y transcritas en la Biblia cristiana. […]
En primer lugar, quizás baste en éste breve bosquejo de la organización de los Esenios, decir que eran una rama de la Fraternidad iluminada de la Gran Logia Blanca, nacida en Egipto durante los años precedentes al reinado de Akenatón, el insigne fundador de la religión monoteísta y que mantuvo y estimuló la existencia de una Fraternidad secreta, para enseñar las verdades místicas de la vida.” (Págs. 15-16. “La Vida Mística de Jesús. Capítulo Primero. El Misterio de los Esenios. Colección Rosacruz”. Edición original de 1929. H. Spencer Lewis.).
¿Quiénes eran los Esenios?
“Sobre el origen de la palabra ‘esenio’ se han tejido varias hipótesis: puede provenir del vocablo griego ossios, santo: en plural, ossa, santos), o ser una referencia al griego hasidei, piadosos, en arameo hesé. Se sostiene también que el nombre proviene de la palabra siriaca, asaya, médicos; en griego, terapeutas; porque su único ministerio, para el público, era el de curar las enfermedades físicas y morales. ‘Estudiaban con gran cuidado, dice Josefo, ciertos escritos de medicina que trataban de las virtudes ocultas de las plantas y de los minerales.’ [(Josefo, Guerra de los Judíos, II, etc. Antigüedades, XIII, 5-9; XVIII, 1-5)] (Referencia: Edouard Schuré. ‘Los Grandes Iniciados’. Pág. 341).
Referencias de Autores Antiguos.
Durante mucho tiempo fueron conocidos solo por las referencias de autores antiguos, tales como Plinio el Viejo, Flavio Josefo, Filón, Dión Crisóstomo, Hipólito de Ostia y Epifanio de Constancia, aunque para algunos estudiosos, los esenios eran un grupo de ascetas que vivían aislados en comunidades separadas. Probablemente la mayoría de los varios miles de miembros del credo vivían en pueblos y ciudades y una importante comunidad esenia vivía en Jerusalén, en cuyas murallas se encontraba la ‘puerta de los esenios’, que ha sido encontrada ya por los arqueólogos.
La Comunidad Esenia.
Se ha especulado con que Jesús de Nazaret y Juan el Bautista tenían relación con ellos o incluso pertenecían al credo: Parece que Juan el Bautista y tal vez también Jesús y su familia fueron cercanos a esta comunidad. En cualquier caso, en los manuscritos de Qumrán hay múltiples puntos de contacto con el mensaje cristiano. No puede descartarse que Juan el Bautista viviera un tiempo en esta comunidad y haya recibido en ella, en parte, su formación religiosa.” (“Wikipedia. Esenios”).
Edouard Schure, en su magnífica obra “Los Grandes Iniciados”, refiere lo siguiente: “Jesús pasó una serie de años entre los esenios. Se sometió a su disciplina, estudió con ellos los secretos de la naturaleza y se ejercitó en la terapéutica oculta. Dominó por completo sus sentidos para desarrollar su espíritu. No pasaba día sin que meditase sobre los destinos de la humanidad y se interrogaba a sí mismo. Fue una memorable noche, para la Orden de los Esenios y para su nuevo Adepto, aquella en que éste recibió, en el más profundo secreto, la Iniciación Superior del cuarto grado, la que sólo se concedía en el caso de tratarse de una Misión Profética deseada por el hermano y confirmada por los ancianos. Se reunían en una gruta tallada en el interior de la montaña como una vasta sala, con un altar y asientos de piedra. El jefe de la orden estaba allí con algunos ancianos. A veces dos o tres esenias, profetisas iniciadas, se admitían igualmente a la misteriosa ceremonia. Con antorchas y palmas saludaban al nuevo Iniciado, vestido de lino blanco, como el ‘Esposo y Rey’ que habían presentido ¡y que veían quizás por última vez! En seguida el jefe de la Orden, comúnmente un anciano centenario (Josefo dice que los esenios vivían mucho tiempo), le presentaba el cáliz de oro, símbolo de la Iniciación Suprema, que contenía el Vino de la Viña del Señor,[1] símbolo de la inspiración divina. […] Jamás presentaba el anciano la copa más que a un hombre en quien había reconocido con certeza los Signos[2] de una Misión Profética. Pero esa Misión nadie podía definirla; él debía encontrarla por sí mismo, porque tal es la Ley de los Iniciados; nada del exterior, todo por lo interno.” (Pág. 345. Libro VIII: Jesús, La Misión del Cristo. Capítulo III. Los Esenios. Juan el Bautista. La Tentación”. Edición original de 1889).
[1]“Ahora hablemos un poco acerca del vino, cuando se toma este término para representar la Verdad. Más adelante estudiaremos el significado de la Verdad esotérica, cuando llega al estado de vino en la comprensión del hombre. […] Es un hombre que se perfecciona, un hombre que se acerca al grado que en esta parte tomamos bajo el símbolo del vino, un Nuevo Hombre.” (Págs. 13 y 27. “El Nuevo Hombre. Una interpretación de las Parábolas y Milagros de Jesucristo”. Edición original de 1950. Maurice Nicoll). Jesús: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. (Juan 15:5). El vino extraído de las uvas, es el fruto de la vid y la palabra vid, en sánscrito, significa Conocimiento. De esta raíz sánscrita, provienen los títulos, de los cuatro textos clásicos del hinduismo: Rig Veda, Sama Veda, Yajur Veda y Atharva Veda.
[2]Las 10 marcas corporales: en los pies, manos, frente, que corresponden simbólicamente, a las “Diez Sefirot” del “Árbol de la Vida” de la Kabbalah. Son las diez emanaciones o “luces”, a través de la cual Dios interactúa y se relaciona con el mundo; y su Misión fue corroborada, con las posiciones de los Astros y configuraciones, en su Horóscopo personal.
Jesús el Iniciado.
“No analizaremos aquí la Divinidad de Jesús, no entraremos en la discusión del problema Hijo de Dios en el sentido teológico, no queremos abordar el caso más que en el sentido del Iniciado. El Señor mismo vino siguiendo tradicionalmente el esoterismo; acaso no dijo Él: ‘No vengo a abrogar la ley sino a cumplirla’. Evidentemente esto puede tomarse en el sentido de cumplir también la Ley de Moisés, pero hay que reconocer, sin embargo, que trajo una concepción completamente nueva de bondad, de justicia, de igualdad y de fraternidad… Creemos más bien que se trata de una parábola para advertir a los Iniciados que venía a cumplir una Misión Tradicional, a hacer respetar una Ley olvidada (la base iniciática es siempre idéntica). ‘No vengo a abrogar’, esto quiere decir: no hay nada nuevo en el simbolismo, mis directivas son consecutivas a la enseñanza de un Colegio Iniciático.
Una bella prueba de ello existe en un pergamino encontrado en Alejandría,* el cual es una carta escrita por el Superior de la Orden de los Esenios a un colegio de la sección de Alejandría algunos años después de la muerte del Señor. Esta correspondencia estaba dirigida a la Fraternidad Esenia de Egipto para hacer una aclaración sobre los rumores que corrían relativos a Jesús el Nazareno.
*Este valioso documento fue encontrado por ‘un miembro de la Sociedad de Abisinia’ en una biblioteca abandonada en el fondo de un antiguo edificio ocupado por monjes griegos del Monte Athos. Este lugar pertenecía a la Fraternidad de los Esenios en el principio de la Colonia de Alejandría (contemporánea a Jesús). Esta copia se conserva en una Sociedad Pitagórica Alemana.
En este manuscrito esenio, el Alto Dignatario describía la infancia de Jesús consagrado a esta Misión desde su niñez (los Iniciados conocen la razón), los detalles de su educación en la Orden, su evolución, su vida de retiro y de estudio y, por fin, a su salida del Colegio Iniciático, su consagración como MAESTRE, la última prueba (la del agua) que le fue dada por Juan, el Bautizador. Esta carta del decano de los Esenios es muy importante porque relata no solamente que Jesús era un Hermano de la Orden, sino también ‘el hermano preferido de nuestra comunidad’, y agrega: ‘…fue un Iluminado y un Maestro experto en el arte de curar, como lo son siempre nuestros Superiores’. El Gran Terapeuta reconoce también que Jesús, elegido del Todo-Poderoso, fue enviado por Él, para enseñar durante su vida el Reino de los Cielos. Los esenios de Alejandría se convencieron pronto de que el Divino Maestre era un miembro de la Orden, puesto que seguía las Reglas, utilizaba las ‘contraseñas’ y en su calidad de Alto Iniciado no podía adherirse a ninguna secta, sino que practicaba ciertas virtudes y ciertas maneras de enseñar que no dejaban lugar a dudas, cuando además conocía la palabra de pase: ‘Que la PAZ sea con vosotros’.” (Págs. 243-245. “Los Grandes Mensajes. Tercer Mensaje. Los Misterios Revelados“. Edición original de 1949. Por el Muy Venerable Maestre Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère.).
La Iglesia Católica acepta que Jesús fue un Esenio.
“Jesús seguía los ritos de los esenios, la secta judía que se asentó en Qumran, donde fueron hallados en 1947 los famosos Manuscritos del mar Muerto. No es nada escandaloso, se trata de una tesis de bastantes teólogos que fue avalada el otro día, por sorpresa, por Benedicto XVI. Ésa sería la clave para resolver la ‘aparente contradicción’ que, según el Papa, contienen los Evangelios sobre el día de la muerte de Cristo… Juan dice que Jesús murió mientras se sacrificaban los corderos, es decir, la víspera de Pascua, por lo que no habría podido celebrar la cena. ‘Esta contradicción parecía irresoluble hasta hace unos años’, explicó el Papa. ‘Los exégetas pensaban que Juan no había querido comunicar la fecha de la muerte de Jesús, sino una simbólica para hacer evidente la verdad más profunda: que Jesús es el nuevo y verdadero cordero’. Han sido los Manuscritos del mar Muerto, los que han dado ‘una posible solución convincente’, según reconoció Benedicto XVI. Los esenios, que se consideran un antecedente del cristianismo primitivo, eran una secta judía disidente, enemiga de fariseos y saduceos, que vivía en el desierto. Por ello celebraban las fiestas con un calendario propio y hacían la cena de Pascua un día antes y sin cordero, porque eran vegetarianos. Y esto explicaría todo el enigma. Según el Papa, ‘Jesús celebró la Pascua según el calendario de Qumran, y sin cordero, como la comunidad de Qumran’.” (“La Voz de Galicia. El Papa avala que Jesús era seguidor de la misteriosa secta de los esenios”).
Por todo lo anteriormente expuesto, cito la contundente frase del escritor, filólogo, filósofo, arqueólogo e historiador francés, Ernest Renan, en su controvertida obra “Vida de Jesús”: “El cristianismo fue en gran medida el esenismo triunfante”.
Eduardo Flores Zazueta