No te tomes nada personal
“Para la mayoría de personas lo que los demás hagan o digan cuenta e influye en sus vidas de una manera directa y en algunos casos trascendentalmente. Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo que las personas hacen y dicen es una proyección de su propia realidad. La vida en general, es un proceso de aprendizaje. Cuando nos tomamos las cosas personalmente, reforzamos la creencia de que todo gira a nuestro alrededor.” (Linkedin. No te tomes nada personal, una de las enseñanzas más valiosas de la vida”).
Lo que percibimos a través de nuestros sentidos, ¿esa es la realidad?
¿Qué es la percepción? “Se entiende como percepción, al conjunto de procesos mentales mediante los cuales nuestro cerebro interpreta los estímulos que recoge, a nivel sensorial, del entorno que nos rodea, creando así una impresión consciente de la realidad. A estos estímulos sensoriales suelen sumarse pensamientos y sentimientos propios, para completar la imagen formada de una manera lógica o significativa para cada observador.” (“Enciclopedia Humanidades. Percepción”).
Nuestro cerebro interpreta lo que percibimos.
“La percepción no es la realidad, pero, ciertamente, la percepción puede volverse la realidad de una persona, porque la percepción tiene una fuerte influencia sobre cómo percibimos la realidad. La percepción actúa como una lente a través de la cual percibimos la realidad.” (“PsychologyToday en Español. La percepción no es la realidad. Solo porque creas que algo es la realidad no lo hace real”). En palabras del poeta español Ramón de Campoamor, sería: “Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”. (Cuarteta del Poema LIX, titulado “Las dos linternas”, que forma parte de su obra, “Doloras”).
“El Cuento Popular: ‘Los Seis Ciegos y el Elefante’.
En la Antigüedad, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Exponían sus saberes y luego decidían entre todos quién era el más convincente. Un día, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Como ninguno de ellos había tocado nunca uno, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y así salir de dudas. Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. Pronto se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante. Llenos de alegría, los seis sabios ciegos se felicitaron por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema.
El más decidido, se abalanzó sobre el elefante con gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron tropezar y caer de bruces contra el costado del animal. ‘El elefante –exclamó– es como una pared de barro secada al sol’. El segundo avanzó con más precaución. Con las manos extendidas fue a dar con los colmillos. ‘¡Sin duda la forma de este animal es como la de una lanza!’.
Entonces avanzó el tercer ciego justo cuando el elefante se giró hacía él. El ciego agarró la trompa y la resiguió de arriba a abajo, notando su forma y movimiento. ‘Escuchad, este elefante es como una larga serpiente’. Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos. El sabio agarró la cola y la resiguió con las manos. No tuvo dudas, ‘Es igual a una vieja cuerda’ exclamo.
El quinto de los sabios se encontró con la oreja y dijo: ‘Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano’. El sexto sabio que era el más viejo, se encaminó hacia el animal con lentitud, encorvado, apoyándose en un bastón. De tan doblado que estaba por la edad, pasó por debajo de la barriga del elefante y tropezó con una de sus gruesas patas. ‘¡Escuchad! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera’.
Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa. Sentados de nuevo bajo la palmera que les ofrecía sombra retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante. Todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera y creían que los demás estaban equivocados.” (“Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Los seis ciegos y el elefante, cuento popular”).
Nada es personal.
El Dr. Miguel Ruíz, en su libro “Los Cuatro Acuerdos. Un libro de sabiduría tolteca”, al tratar el segundo de ellos, “No te tomes nada personalmente”, nos dice lo siguiente: “Te lo tomas personalmente porque estás de acuerdo con cualquier cosa que se diga. Y tan pronto como estás de acuerdo, el veneno te recorre y te encuentras atrapado en el sueño del infierno. El motivo de que estés atrapado es lo que llamamos ‘la importancia personal’. La importancia personal, o el tomarse las cosas personalmente, es la expresión máxima del egoísmo, porque consideramos que todo gira a nuestro alrededor. Durante el periodo de nuestra educación (o de nuestra domesticación), aprendimos a tomarnos todas las cosas de forma personal. Creemos que somos responsables de todo. iYo, yo, yo y siempre yo! Nada de lo que los demás hacen es por ti. Lo hacen por ellos mismos. Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente; los demás están en un mundo completamente distinto de aquel en que vive cada uno de nosotros. Cuando nos tomamos personalmente lo que alguien nos dice, suponemos que sabe lo que hay en nuestro mundo e intentamos imponérselo por encima del suyo. Incluso cuando una situación parece muy personal, por ejemplo cuando alguien te insulta directamente, eso no tiene nada que ver contigo. Lo que esa persona dice, lo que hace y las opiniones que expresa responden a los acuerdos que ha establecido en su propia mente. Su punto de vista surge de toda la programación que recibió durante su domesticación. […]
Cuando te tomas las cosas personalmente, te sientes ofendido y reaccionas defendiendo tus creencias y creando conflictos. Haces una montaña de un grano de arena, porque sientes la necesidad de tener razón y de que los demás estén equivocados. También te esfuerzas en demostrarles que tienes razón dando tus propias opiniones. Del mismo modo, cualquier cosa que sientas o hagas no es más que una proyección de tu propio sueño personal, un reflejo de tus propios acuerdos. Lo que dices, lo que haces y las opiniones que tienes se basan en los acuerdos que tú has establecido, y no tienen nada que ver conmigo. Lo que pienses de mí no es importante para mí y no me lo tomo personalmente. No, no me lo tomo personalmente. Pienses lo que pienses, sientas lo que sientas, sé que se trata de tu problema y no del mío. Es tu manera de ver el mundo. No me lo tomo de un modo personal porque te refieres a ti mismo y no a mí. Los demás tienen sus propias opiniones según su sistema de creencias, de modo que nada de lo que piensen de mí estará realmente relacionado conmigo, sino con ellos.” (Págs. 34-36. “Op. cit.).
Necesitamos desarrollar nuestra inteligencia emocional.
“La inteligencia emocional es una habilidad que se refiere a la capacidad de una persona para comprender, procesar y expresar los propios sentimientos, así como reconocer y ser capaz de empatizar con los sentimientos de los demás.
¿Por qué es importante la inteligencia emocional?
- Esta habilidad es esencial para construir relaciones con otras personas.
- También es clave para comprenderte a ti misma/o y tus necesidades.
- La inteligencia emocional puede ayudarte a manejar momentos difíciles de tu vida.
- Desarrollar la inteligencia emocional puede ayudar en tus estudios y tu trabajo porque te convierte en un miembro más estable y cooperativo de cualquier equipo.
Pero la inteligencia emocional no sólo mejora nuestras relaciones con otros. Al desarrollar una mejor comprensión y conexión con nuestros sentimientos y nuestras necesidades, podremos desarrollar una vida más equilibrada y una buena salud mental. Aunque sea difícil detener el ‘monólogo interno’ en nuestra cabeza, a través de la inteligencia emocional podemos hacer que sea más compasivo, también con uno mismo.” (“Fundación Atyla. Cómo desarrollar la inteligencia emociona”).
Los juegos emocionales.
- “El 99% de las personas del mundo, juegan a juegos emocionales sutiles. Si no estás muy atento, no los verás, no los detectarás. Y entrarás en ellos como un toro entra al capote del torero. No te dejes manipular por los juegos emocionales de los demás, por el victimismo, no dejes que nadie te haga creer que eres una persona poco valiosa. Porque si lo haces, si te lo tomas personalmente, será responsabilidad tuya, no de ellos.
- No eches la culpa a los demás de tu sufrimiento. Es asunto tuyo, igual que el comportamiento limitado y pobre de los demás es asunto de los demás. Cambia el chip y asume tu responsabilidad. Como dice Ruiz en su libro, sal del sueño… o mejor dicho, sal de la pesadilla y accede a la verdadera realidad, limpia y desnuda. La realidad está ahí, y ha estado siempre. Somos nosotros los que tenemos una venda en los ojos y no la vemos.
Quítate la venda y empieza a vivir de verdad, a descubrir la mejor versión de ti mismo o de ti misma, a eliminar el sufrimiento, a alcanzar tus objetivos personales y profesionales.” (“Blog de Javier Carril. No te tomes nada personalmente”).
Hay que saber diferenciar entre un hecho y una opinión.
“El hecho, es una afirmación que se puede comprobar mediante la observación, experimentación o investigación. Los hechos son objetivos y se pueden demostrar como verdaderos o falsos. En cambio la opinión, es un juicio de valor, una creencia, un sentimiento o una interpretación personal de un hecho. Las opiniones son subjetivas y no se pueden probar.” (“Hecho y opinión. Colegio San Carlos de Quilicura”).
¿Soportas a los demás o los respetas?
Recientemente una amiga, refiriéndose a otra persona me dijo: “No sé como la soportas”. Le respondí: “Ella no me cae mal, ni tú me caes mal. Yo no le meto emoción”. Soportar es sostener o cargar un peso. Lo mismo sucede cuando dicen, esa persona me cae mal. Estas afirmaciones son emocionales y por ello, son personales y subjetivas. Tenemos que aprender a respetar a los demás.
Todos somos diferentes.
Si dividimos a nuestro cuerpo con una línea vertical imaginaria, anatómicamente la mitad izquierda de nuestro cuerpo es diferente a la mitad derecha. Si nuestra propia lateralidad es diferente, ¿por qué queremos que los demás sean iguales a nosotros?
En un Horóscopo o Carta Astral, existen cinco factores, que en su conjunto pueden definir cómo es una persona, hasta en un 80%. Estos son: el Signo Solar, que se marca por la fecha de nacimiento, es el yo interno, la identidad básica de la persona. El Signo Ascendente, que lo delimita la hora de nacimiento, muestra como se expresa o manifiesta ese yo. La posición de la Luna, en cualquiera de los 12 Signos Zodiacales, especifica el matiz emocional. Las 12 posibles posiciones de Mercurio, describe cuál es el tipo de inteligencia; ellos pueden estar en 12 “Casas” o sectores diferentes. Estos 5 factores, nos dan 248,832 posibles combinaciones (12 x 12 x 12 x 12 x 12). Sin considerar que esos planetas, tienen vínculos energéticos entre sí llamados “aspectos”, y también los tienen con los otros 7 planetas: Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón; fijados por sus distancias angulares y que están colocados en diversos Signos y “Casas” ¿Existe la posibilidad o probabilidad de que encontremos a otra persona que sea igual a nosotros para que pueda responder a nuestros propios caprichos y exigencias?
Para concluir, hay que respetar la gran diversidad psíquica que existe en todos los que no rodean. Hay que desarrollar la inteligencia emocional para poder reconocer y gestionar nuestras propias emociones y no tomar como algo personal, lo que dicen y/o hacen los demás. Así nos podremos evitar mucho sufrimiento innecesario.
Eduardo Flores Zazueta
Un comentario en "No te tomes nada personal"
Muchísimas gracias maestro Eduardo.
Necesitaba tus sabias recomendaciones.