El Águila: un Símbolo Solar Universal

“El Águila es uno de los símbolos más antiguos. Entre los griegos y persas, el águila estaba consagrada al Sol. Con el nombre de Ah, la consagraron los egipcios a Horus, y los coptos le rendían culto bajo el nombre de Ahom. Los griegos la consideraban como el sagrado emblema de Zeus, y los druidas como el del supremo Dios.” (Pág. 19. Glosario Teosófico. H. P. Blavatsky). “Las comunidades nahuas del Centro de México se refieren al amanecer como Cuauhtlehuánitl (águila en ascenso) y al atardecer como Cuauhtémoc (águila en descenso). Para ellas, la elíptica traza el vuelo de esta ave de rapiña que carga el Sol radiante a través del cielo.” (“Arqueología Mexicana. El águila real, portadora del Sol”).
El Águila en las diversas Tradiciones y múltiples Culturas.

Símbolo de la altura, del espíritu identificado con el sol, y del principio espiritual. La letra A del sistema jeroglífico egipcio se representa por la figura del águila, significando el calor vital, el origen, el día. El águila es ave cuya vida transcurre a pleno sol, por lo que se considera como esencialmente luminosa y participa de los elementos aire y fuego. Su opuesto es la lechuza, ave de las tinieblas y de la muerte. Como se identifica con el sol y la idea de la actividad masculina, fecundante de la naturaleza materna, el águila simboliza también el padre. El águila se caracteriza además por su vuelo intrépido, su rapidez y familiaridad con el trueno y el fuego. Posee, pues, el ritmo de la nobleza heroica.

Desde el Extremo Oriente hasta el norte de Europa, el águila es el animal asociado a los dioses del poder y de la guerra. En los aires es el equivalente del león en la tierra, por lo cual lleva a veces el águila la cabeza de ese mamífero (excavaciones de Telo). Según la tradición védica, tiene también un destacado papel como mensajero, siendo el ave que lleva el soma a Indra. Según el arte sármata, el águila es emblema del rayo y de la actividad guerrera. En todo el arte oriental, aparece con gran frecuencia luchando: es el pájaro Imdugud que liga las colas de los ciervos terrestre y celestial, o Garuda, que se precipita contra la serpiente. En la América precolombina surge el águila con el mismo sentido, de principio espiritual y celeste en lucha contra el inframundo. En el arte románico, el águila mantiene ese significado. En la Siria antigua, el águila con brazos humanos simbolizaba la adoración al sol, en el rito de identificación. También conducía las almas a la inmortalidad.

En el cristianismo, ratifica también el águila su papel de mensajero celestial. Theodoreto la comparó al espíritu de profecía; en general se ha identificado también (pero, en realidad, más su vuelo —por la rapidez-que el ave en sí) al ascenso de las oraciones hacia el Señor y el descenso de la gracia sobre los mortales. Según san Jerónimo el águila es emblema de la Ascensión y de la oración. Entre los griegos recibió un significado particular, más alegórico que propiamente simbólico, derivado del rapto de Ganimedes. Con mayor amplitud, se consideró como el ave que vuela más alto y, en consecuencia, la que mejor expresaba la idea de la majestad divina.

La conexión del águila con el rayo, a la que ya nos hemos referido, se ratifica en las monedas macedónicas y en los signa romanos. El poder de volar y fulminar, de elevarse para dominar y destruir lo inferior es con seguridad la idea esencial de todo el simbolismo del águila, que, como ave de Júpiter, es la tempestad teriomórfica [es la transformación de un ser humano en otro animal, ya sea de manera completa o parcial], el antiquísimo «pájaro de la tormenta», procedente de Mesopotamia a través del Asia Menor. En las monedas romanas aparece más bien como signo emblemático de las legiones y del poder del Imperio. En la alquimia no cambia el sentido esencial expuesto, sólo se reviste de los aspectos terminológicos de esa mística: es el símbolo de la volatilización. Un águila devorando a un león es el signo de la volatilización del fijo por el volátil (es decir, según las ecuaciones: alas, espíritu; vuelo, imaginación, victoria de la actividad de espiritualización y sublimación sobre las tendencias materializantes e involutivas.

Como otros animales, en cuanto habita la región de Géminis, se duplica parcial o totalmente; surge entonces el águila bicéfala -que ha de relacionarse con el símbolo de Jano-y que suele aparecer representada en dos colores, rojo y blanco, de gran trascendencia simbólica. En muchos emblemas, símbolos y alegorías aparece el águila en vuelo llevando una víctima; siempre se alude a la situación de sacrificio, por parte de lo inferior (seres, fuerzas, instintos), y de la victoria por parte de lo superior (principio paternal, logos). Dante se llega a referir al águila como pájaro de Dios. Jung abstrae el sentido polivalente de su simbolismo y lo define simplemente como «altura», con todas las consecuencias del significado de una situación espacial determinada.

Por otro lado, la constelación del águila se halla situada encima del hombre con la vasija de Acuario y éste la sigue en su marcha de tal manera que parece ligado a ella. De esto se ha deducido una identificación de Acuario con Ganimedes y «con el hecho de que los mismos dioses necesiten el agua de las fuerzas uránicas de la vida». El águila bicéfala, antes aludida, simboliza como todos los elementos dobles (Jano, Géminis, hacha doble, Jakin y Bohaz, Cautes y Cautopates de la iconografía mitríaca) el dualismo de creación-destrucción, ascensión-descenso, ir-volver, dar vida-matar.” (Págs. 86-88. “Diccionario de Símbolos”. Juan Eduardo Cirlot).
El Águila para los Mexicas.

“Para los mexicas el águila, o cuauhtli, fue el animal que encarnaba el espíritu guerrero. Por eso mismo se creó un ejército, los denominados Guerreros Águila [Cuāuhpilli, del náhuatl Noble Águila],que, junto a los Guerreros Jaguar [Ocēlōpilli, del náhuatl Noble Jaguar], otro de los animales más venerados para su cultura, fueron las órdenes militares más selectas del Imperio. Para los Mexicas, el águila representaba la dualidad divina entre el cielo y la tierra. Como animal de inspiración espiritual existe una leyenda que trasciende a día de hoy. El pueblo mexica necesitaba encontrar a un águila devorando a una serpiente encima de un nopal, sólo así sabrían dónde establecer Tenochtitlán, la capital del Imperio Mexica y la actual Ciudad de México.” (“Tierras Mayas. El águila el símbolo de grandeza en el imperio mexicano”).
La “Cuenta de los Días o Destinos”.

“En el Tonalpohualli, Cuauhtli, el Águila, es el símbolo décimo quinto de la veintena prehispánica. Este majestuoso animal es el rey de los cielos, domina el vuelo y su vista incomparable hace de él un excelente representante del sol.” (“El blog del Tonalpohualli. La veintena prehispánica”).
El Escudo Nacional Mexicano.

Derivado del mito fundacional de México-Tenochtitlán, tenemos la representación de nuestro Escudo Nacional. Para su diseño y establecimiento participaron dos Tradiciones: la mexica con el símbolo del Atlachinolli (del náhuatl, atl, agua, tlachinolli, que se quema; agua quemada) y de la Francmasonería con el símbolo Escorpión-Águila relacionado con el octavo Signo Zodiacal. De hecho, los colores de nuestra Bandera: verde, blanco y rojo, son los tres grados simbólicos de la Masonería: Aprendiz, Compañero y Maestro Masón. El Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère, al referirse a la “Divina Comedia” de Dante Alighieri, apuntó: “En el Canto IX del ‘Purgatorio’, él necesita subir tres escalones (blanco, verde y rojo), y esos colores de la bandera italiana (que tiene un origen masónico al igual que la bandera de México), son los mismos que tapizan el fondo de la Logia del 26º grado de los Escoceses Trinitarios.” (Pág. 117. “Libro Negro de la Francmasonería”).

Nuestro Escudo. Se relaciona con el Signo Zodiacal de Escorpión, que simboliza y representa: al Sol y las Energías Cósmicas (Águila), unidas a la Tierra y las Energías Telúricas (Serpiente); al Espíritu (Águila) que domina la Materia (Serpiente); la transmutación de las energías densas (Serpiente), a las sutiles (Águila); es el Caduceo, símbolo griego que consiste en dos serpientes enrolladas (los nadis Ida y Pingala) y enfrentadas entre sí a lo largo de una vara (el nadi Sushumna) con dos alas en la parte superior, que representa a la Energía Kundalini de los Yoguis (Serpiente Cósmica), que se eleva desde el primer chakra, hasta llegar al séptimo, en la cúspide de la cabeza, simbolizado por las alas del Caduceo. En fin, representa la transformación de nuestra Conciencia, que está expresada en Quetzalcóatl, de los aztecas y Kukulkán, de los mayas; “la Serpiente Emplumada, que representa la dualidad inherente a la condición humana: la serpiente es cuerpo físico con sus limitaciones y las plumas son los principios espirituales”. (“Wikipedia. Quetzalcóatl”).
El Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, el Avatar de esta Era de Acuario, en su obra “Los Grandes Mensajes”, se refiere al Misterio que envuelve al Signo de Escorpión y que éste por medio de un trabajo interior se transforma en Águila: “Señalemos además que, sobre una carta astronómica, entre Libra y Sagitario la constelación es doble; este octavo signo zodiacal ha sido denominado Escorpión pero en realidad la eclíptica atraviesa en este momento dos signos que son: Escorpión-Águila.” (Pág. 344. “Tercer Mensaje. Los Misterios Revelados”).

“De manera similar Quetzalcóatl (serpiente pájaro) es el emblema simbólico de las civilizaciones centroamericanas y hoy todavía podemos contemplar en la bandera de México, la representación de un águila luchando contra una serpiente. Esto simboliza la transmutación a que se refiere la octava casa astrológica (constelación Escorpión-Águila). Dicha casa representa la unión de dos animales, símbolo de la cosmogonía americana, empleado anteriormente en Egipto (véase la esfinge con el cuerpo de toro, patas y cola de león, cara de hombre y alas de águila, monumento que simboliza las cuatro grandes constelaciones: Toro, León, Aguador y Escorpión-Águila.” (Pág. 566. “Quinto Mensaje. Misticismo En el Siglo XX”).

“Se sabe que el signo del Escorpión está pleno de misterio y que es el que preside la iniciación, caracterizando en particular la transmutación del animal material que se arrastra en el barro (el escorpión) cambiándose en el ÁGUILA que vuela en las Altas Esferas, expresión de la evolución espiritual.” (Pág. 403. “Cuarto Mensaje. Ciencia y Religión”).
El Misterio de la Esfinge.

“Los Adeptos de los Colegios de Iniciación eran conducidos ante este enigmático símbolo y debían dar una explicación a esta misteriosa figura de piedra, antes de ser introducidos por la puerta que estaba entre las dos patas del animal sagrado y que conducía por profundas galerías a salas subterráneas. Es obvio que tenemos que pasar por alto la descripción de las Pirámides, de los templos, de los santuarios, agrupados en torno de la Esfinge en razón de analizar el enigmático axioma: Saber-Querer-Osar-Callar.
- SABER: Corresponde a la cabeza del hombre, es la Inteligencia.
- QUERER: Está simbolizado por el cuerpo del toro, es el Trabajo.
- OSAR: Equivale al león que personifica la Fogosidad.
- CALLAR: Está simbolizado por las alas del águila que caracteriza la Alta Filosofía. […]

Tenemos un nuevo presente en la mente: la Esfinge de Egipto con su cuerpo de Toro, sus patas, garras y cola de León, su cabeza de Hombre (el signo del Aguador que simboliza al Hijo del Hombre) y, finalmente el misterioso signo del Escorpión que se vuelve a encontrar en las alas del animal enigmático de Egipto, porque el profano ignora que el Escorpión (como la serpiente, el cocodrilo, etc.) era un Símbolo de los Colegios del Sur y del Oriente que fue reemplazado por los Iniciados Occidentales (de los Colegios del Norte) con el Tótem del Águila. Este misterio es por otra parte, el de la Transmutación (transformación de las fuerzas instintivas bajas del individuo en facultades magnéticas capaces de elevarse más allá del plano humano a fin de alcanzar esta realización espiritual que permite escuchar la música de las Esferas, como el batir de las Alas al transportarse por los Aires y como ‘arrebatada por un Águila’ según las palabras de Santa Teresa).
La Esfinge emerge del barro… Las fuerzas de las pasiones son transmutadas y sublimadas… la espesa materia pasiva del Toro se recalienta al fuego entusiasta del Amor del León, luego se remonta sobre el Ala (del Águila) de la quimera, de la poesía, de la devoción, de la intuición y de la inspiración… hasta el dominio de los Ángeles (el Aquarius).” (Págs. 338 y 344-345 “Tercer Mensaje. Los Misterios Revelados”).
Ese mismo Simbolismo está en las Tradiciones Judía y Cristiana.

El simbolismo iniciático anteriormente expuesto, está representado en la Biblia. En el Antiguo Testamento en la “Visión del Trono de Dios” que tuvo el Profeta Ezequiel: “Las caras de los cuatro seres tenían este aspecto: por delante, su cara era la de un hombre; a la derecha, la de un león; a la izquierda, la de un toro; y por detrás, la de un águila”. (Ezequiel 1:10) y en el Apocalipsis de San Juan, en lo que él describe como la “Visión preparatoria”: “El primero de aquellos seres parecía un león, el segundo parecía un toro, el tercero tenía aspecto humano, y el cuarto parecía un águila volando”. (Apocalipsis 4:7).

“Los animales de la visión de Ezequiel, emblemáticos de los cuatro evangelistas. Esotéricamente simbolizan a cuatro clases de mundos o planos, así, el águila, asociada con San Juan, representa al éter o espíritu cósmico; el toro o buey de San Lucas, simboliza a las aguas de vida, el elemento que todo lo engendra; el león de San Marcos, al fuego cósmico, energía impetuosa; la cabeza alada o ángel, junto a San Mateo, es la síntesis de los tres combinados en el intelecto superior del hombre y en la espiritualidad cósmica.” (Pág. 39. “Diccionario Esotérico. Compendio de términos orientales y occidentales relacionados con el ocultismo y términos afines”. Zaniah).
En la Hatha Yoga.

Los Sagrados Misterios.

En el presente artículo, de manera recurrente he mencionado la palabra Misterio y ya se han esclarecido algunos de ellos. Este vocablo proviene del griego mýstis, que significa secreto, y mýstis, tiene la raíz mýo, callar. En todas las edades y en las diversas latitudes de la Tierra han existido Escuelas de los Misterios; los que eran y son admitidos juran el no divulgar las Enseñanzas recibidas, de guardar el secreto. El dramaturgo y filósofo francés Gabriel Marcel, respecto al Misterio, muy acertadamente escribió: “El misterio no se resuelve, tan solo se contempla”.
Eduardo Flores Zazueta