El Mito Solar y La Ley Crística

El Mito Solar y La Ley Crística

El Mito Solar: “El Sol como símbolo de la divinidad, o como su ojo, como fuente de luz y calor, por lo tanto de vida, y en su sentido negativo como destructor de la misma, es propio, con variantes, de todas las culturas a lo largo del planeta. También está asociado al principio paterno-masculino, con excepción de las culturas matriarcales donde es femenino. De la misma forma aparece como símbolo del centro, asociado al corazón como ocurre también, al igual que el ojo derecho, en el sistema astrológico. La figura solar como divinidad suprema, no es un fenómeno generalizado, por el contrario es específico de algunos pueblos de Asia, la Europa Arcaica, Egipto y en América en Perú y México”. (“El Mito Solar, el Eneagrama y el Proceso de Individuación”. Alberto Chislovsky).

La Ley Crística: “Cada Era Precesional es anunciada y preparada por un ‘Cristo’, ‘Mesías’, ‘Salvador’, ‘Mensajero Divino’ o ‘Instructor Mundial’. Nace unos años antes del evento astronómico de ingreso del Sistema Planetario Solar a la zona de una constelación zodiacal, de tal manera que cuando se produce ya se encuentra en la Tierra listo para inaugurarla, justo, al 0º de la respectiva Era. […] Tienen que llegar completamente formado, tanto física como iniciáticamente, debido a que al inaugurar la Era también da inicio oficial de su Misión Pública. Desde que encarna como hombre se somete a todas las leyes terrestres, y desde niño hasta adulto se le ve como una persona normal; claro, sus aspiraciones y sus intuiciones, así como algunas manifestaciones de algunas facultades supranormales son innatas, ya que se trata de un hombre superior en su última encarnación. Dice el doctor Serge Raynaud de la Ferrière: ‘Ese estado de completo perfeccionamiento es dado a los Avatares, venidos voluntariamente una última vez para ayudar a la Humanidad. Son ellos los Mesías que han escogido instruir a sus hermanos, más bien que regresar al plano divino’. (Pág. 38. Los Propósitos Psicológicos. Tomo X. Educación Cristiana”)”. (“Ley Crística”. José Mendoza Castillo).

El Mito Solar.

“Un dios solar representa al Sol o aspectos de él, como pueden ser los rayos solares. En la mitología de muchas culturas el Sol era un dios; fue venerado a lo largo de la Historia en muchas civilizaciones, como la egipcia, la mesopotámica, la mexica, la incaica, la china, la japonesa, la griega o en religiones como la hinduista. Se considera que el culto al Sol pudo ser el origen del henoteísmo [visión politeísta en la que una deidad tiene un mayor nivel jerárquico] y, después, del monoteísmo [creencia en la existencia de un solo dios, omnipotente, omnisciente y omnipresente].” (“Wikipedia. Dios solar”).

Su origen Astronómico.

Cada 21 de diciembre, el Sol ingresa al Signo Zodiacal de Capricornio y con este tránsito empieza el Solsticio de Invierno. Especialmente en ese día, el periodo oscuridad es más grande que el de luminosidad. Al día 21, le sumamos 3 días (número que simboliza la perfección, lo sagrado, lo espiritual), que son los días en el que el Sol se “detiene” (del latín, Sol-statum; el Sol estático) y llegamos al 24 de diciembre y en esa medianoche se celebra la Natividad de Jesús[1] como un Mito Solar[2], porque a partir del día 25, el periodo de luz va aumentando poco a poco. El resultado es, que el Sol vence a la oscuridad y ese es el “Dies Natalis Solis Invicti” (“Día del Nacimiento del Sol Invencible”), de los romanos.

[1]La festividad cristiana conocida como Navidad, proviene de la palabra latina Nativitas, que significa nacimiento y se refiere particularmente al Nacimiento de Jesús el Cristo, que es celebrado cada 25 de diciembre. La fecha del nacimiento de Jesús, la calcularon los primeros cristianos basándose en una tradición judía que fijaba para los Profetas, su fecha de fallecimiento y de su concepción en el mismo día; como creyeron que Jesús murió un 25 de marzo, calcularon nueve meses después y fijaron el 25 de diciembre como fecha de su nacimiento.

[2]En el catolicismo, el Monograma de Cristo, IHS, significa Iesus Hominum Salvator (Jesús Salvador de los Hombres); pero también está relacionado con la revelación de Constantino I, durante “La batalla del Puente Milvio”: In Hoc Signo Vinces (en este signo vencerás). Esotéricamente se interpreta como Iesus Homo Solis, del latín, Jesús el Hombre Solar.

“Los Dioses Solares por Culturas.

  • Según los Griegos. En Grecia, el dios del sol era Helios, quien era concebido como un hermoso dios que usaba una corona aurífera de gran y poderoso brillo. Él conducía un carro por el cielo cada día hasta el océano, río perfecto que circundaba la tierra, Gea. Homero señala al carro de Helios como tirado por toros de fuego, aunque Píndaro lo escribió que por ‘corceles que arrojaban fuego’.
  • Según los Incas. La cultura inca, asentada en lo que hoy es el Perú, Ecuador, Bolivia, y parte de Colombia, Chile y Argentina, tenía como deidad más importante al Dios Sol llamado Inti. El Inca o emperador, era considerado hijo de Inti. Se dice en la leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo que ellos fueron enviados por su padre el Sol, nacido en la isla del sol, en el sagrado lago Titicaca. Considerado por las dinastías incaicas como el Sumo Hacedor. En honor al dios sol se celebra cada 24 de junio el Inti Raymi [Amarre del Sol] y en diciembre el Cápac Raymi.
  • Según los Mexicas. Huitzilopochtli fue la principal deidad de los mexicas, asociado con el sol. De acuerdo a la mitología mexica Huitzilopochtli es el hijo de la diosa de la Fertilidad (Coatlicue) y el Sol joven hijo del Sol viejo (Tonatiuh). La Fiesta en honor a Huitzilopochtli se celebraba una vez al año, cuyo nombre en náhuatl es Panquetzaliztli.
  • Según los Egipcios. Para los egipcios el Sol representaba germinación, calor y luz. Esto hizo que las deidades solares fueran importantes. En Egipto, el culto al Sol prevaleció durante siglos y se asoció su poder a muchos dioses, como Horus, Ra, Uadyet, Sejmet, Hathor, Nut, Isis, Bat y Menhit. A partir de la quinta dinastía, los dioses locales se funden con Ra para crear divinidades sincréticas: Atum-Ra, Min-Ra o Amón-Ra. Durante la dinastía XVIII, el faraón Akenatón cambió, temporalmente, el politeísmo que se practicaba en Egipto, proclamando un monoteísmo en torno a Atón, representado por el disco solar, posiblemente para contrarrestar la gran influencia del clero de Amón[3].” (“Wikipedia. Dios solar”).

[3]Resulta muy interesante el nombre de Amón; el dios egipcio celeste, dios de la creación, porque como vocablo, se convirtió en el Amén hebreo, y el Amin árabe, que se traduce como “Así sea”. Así nos lo confirma el Avatar de esta Era de Acuario, Serge RaYNaud de la FerRIère: “La palabra sagrada AUM, que es mencionada en los Vedas, se traduce por los tibetanos como HUM, es el AMEN de los egipcios (en hebreo significa seguro, sincero) que los musulmanes han convertido en AMIN. El AMEN no proviene de ‘ame’ (alma) como los franceses podrían creer, sino de una palabra difícilmente explicable que aparece en el Apocalipsis, Cap. III, vers. 14: ‘El Amén, el testigo fiel y verdadero, el comienzo de la creación de Dios’.” (Pág. 280. “Yug Yoga Yoghismo. Una Mathesis de Psicología”). Éste es el mismo significado del Aum (Om) para los hindúes; como el sonido primordial, del que emanó toda la Creación.

“La Biblia y la Ley Crística.

En la Biblia podemos hallar la Ley Crística claramente especificada. Como ya hemos dicho esta ley indica que en cada Nueva Era debe venir un Misionero Espiritual para instruir a la humanidad en las nuevas circunstancias, en donde todos los valores  son trastocados, y especialmente en el aspecto religioso que se tiñe de una nueva modalidad de acuerdo al nuevo Ciclo Religioso. Entonces, en una nueva Era desciende el espíritu crístico a la Tierra, cumple su misión y después regresa al Cielo: “Salí del Padre, y he venido al mundo; otra vez dejo el mundo y voy al Padre” (Juan XVI, 28). Para el mundo espiritual los años son instantes, o también se le puede tomar como expresiones retóricas, pero el asunto está bien claro. Por ejemplo, Jesús, cuando quería decir que luego de cumplir con su misión como Avatar de la Era de Piscis, regresaría al mundo espiritual, pero que regresaría otra vez, como Avatar de Aquarius, Hijo del Hombre, decía: “Todavía un poco y no me veréis; de nuevo un poco, y me veréis;  porque yo voy al Padre” (Juan XVI, 16). Esa es la función de los Cristos, venir, regresar, otra vez venir, y regresar, hasta la consumación de los siglos.” (“Ley Crística”. José Mendoza Castillo).

En lo Astrológico.

El Sol en el Signo Zodiacal de Cáncer (en el Solsticio de Verano), representa el ingreso del Espíritu a la materia para tener la experiencia humana. El Signo opuesto, que está a 180°, es Capricornio (en el Solsticio de Invierno), simboliza la liberación del Espíritu de la materia: finalizando la experiencia humana, porque ya se alcanzó la Realización Espiritual. Por este motivo, los grandes Maestros, Instructores o Avatares nacen bajo este Signo, porque ellos ya alcanzaron ese nivel de consciencia y pueden enseñar a la Humanidad las disciplinas necesarias y los preceptos a seguir, para finalizar con las sucesivas reencarnaciones.

En la Tradición Iniciática.

“Todos los grandes Avatares nacidos de virgen e Hijos de Dios y considerados como redentores y salvadores habían nacido el 25 de diciembre o rondando esta fecha. También les fue preciso atender a que hay una ley espiritual o cósmica que fija el nacimiento de un redentor el 25 de diciembre y que ningún redentor del mundo puede nacer en otra época. Conviene advertir que el nacimiento de un gran avatar o Hijo de Dios entre los hombres no es un mero incidente en el plan de las cosas ni un casual accidente de condiciones. El nacimiento de un Avatar es el resultado de ciertas leyes preestablecidas y ante ordenadas en el plan cósmico y coincidente con una serie de sucesos que culminan en el divino nacimiento. […] En primer lugar, tenemos entre las leyes espiritual, cósmica y mundana, una correspondencia perteneciente a una universal condición que se manifiesta del 23 al 25 de cada diciembre, cuando ocurre un cambio cósmico llamado el nacimiento del dios Sol, que los antiguos celebraban como el parto de la Reina del Cielo o la celestial Virgen de la Esfera.”(“La Vida Mística de Jesús. Biblioteca Rosacruz”. H. Spencer Lewis).

Respecto a los Enviados Divinos, el Avatar de esta Era de Acuario, el Dr. Serge Raynaud de la Ferrière, aclaró lo siguiente: “Periódicamente han aparecido Seres sobre la tierra que han sido los fermentos indispensables y también la Encarnación de los mitos religiosos: Adonis, Heracles, Hermes, Krishna, Osiris, Dionisio, Atys, Mithra y muchos más en todas las razas, subrazas o ramas de la Humanidad. No son más que propulsiones emanadas de la Voluntad positiva Divina inscritas en el mundo físico a fin de anular, por medio de su misión y sacrificio, la voluntad negativa engendrada por la humanidad.

Naturalmente, no todos son INSTRUCTORES de ciclo, sin embargo, existen grandes similitudes de Tema: el hecho es bastante curioso y hasta hemos revelado la cita de una revista de La Habana (Pro-Vida, del mes de Junio de 1948). El artículo comprende la lista siguiente de ENVIADOS DEL CIELO que antes de Jesucristo predicaron sus doctrinas.

Obsérvese que TODOS existieron antes de la Era Cristiana. Fueron los siguientes:

(Pág. 252 “Los Grandes Mensajes. Tercer Mensaje. Los Misterios Revelados”)

El Avatar de la Era anterior de Piscis y el de la actual Era de Acuario.

De acuerdo a la Tradición, todos los grandes Maestros, Instructores o Avatares que guían a la Humanidad, han nacido bajo el Signo de Capricornio: “Hay sin embargo, los que habiendo terminado completamente Su Iniciación, vienen a dar una enseñanza en su propio nombre según todas las apariencias. Estos son los AVATARES que aparecen regularmente para enseñar a los hombres: son encarnaciones superiores con predisposiciones especiales, seres muy evolucionados llamados Enviados Especiales, quienes han recibido sin embargo una Iniciación durante largo tiempo y han seguido los consejos de un Maestro antes de ser ellos mismos Instructores de la Humanidad. Su enseñanza reposa siempre sobre las directivas de su Maestro (el cual permanece casi siempre incógnito), y la cual comprende dos partes: una exotérica que sirve para el público: palabras y sabios preceptos, doctrina que la gente tomará a la letra… y la otra, la parte esotérica, secreta y especial para los discípulos, los adeptos y los seres preparados que pueden oír las Grandes Verdades, aunque para esto necesitan una previa preparación especial. A fines de cada Ciclo Positivo (en el momento de la decadencia de los Colegios Iniciáticos), un Gran Iniciado, el AVATAR que permanece muy poco entre los hombres, viene a lanzar un llamamiento al mundo, dando una nueva orientación que durará los siguientes 2,000 años del período de silencio. Inmediatamente se nos presenta al espíritu: JESÚS.

No analizaremos aquí la Divinidad de Jesús, no entraremos en la discusión del problema Hijo de Dios en el sentido teológico, no queremos abordar el caso más que en el sentido del Iniciado. El Señor mismo vino siguiendo tradicionalmente el esoterismo; acaso no dijo Él: ‘No vengo a abrogar la ley sino a cumplirla’. Evidentemente esto puede tomarse en el sentido de cumplir también la Ley de Moisés, pero hay que reconocer, sin embargo, que trajo una concepción completamente nueva de bondad, de justicia, de igualdad y de fraternidad. Creemos más bien que se trata de una parábola para advertir a los Iniciados que venía a cumplir una Misión Tradicional, a hacer respetar una Ley olvidada (la base iniciática es siempre idéntica). ‘No vengo a abrogar’ esto quiere decir: no hay nada nuevo en el simbolismo, mis directivas son consecutivas a la enseñanza de un Colegio Iniciático.” (Págs. 242-243. “Los Grandes Mensajes. Tercer Mensaje. Los Misterios Revelados”. Dr. Serge RaYNaud de la FerRIère).

De acuerdo a todas las Tradiciones, a la actual Era Zodiacal de Acuario le corresponde el Satya Yuga o Era de Oro, Edad de la Luz, o del Sol de la Consciencia. Por la Biblia, se le conoce como los “mil años de paz” (Apocalipsis 20:6). Para esta Nueva Era, el Avatar Serge RaYNaud de la FerRIère escribió: “Tendremos en esta Edad tan particular la posibilidad de una iluminación colectiva, la cual debe marcar, seguramente un Renacimiento Espiritual en todo el sentido de la palabra”.

Eduardo Flores Zazueta

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.