Los Mexicanos pertenecemos a la Cultura del Maíz

Los Mexicanos pertenecemos a la Cultura del Maíz

“El maíz es originario de México. Gracias a los restos de semillas hallados en Tehuacán, Puebla, sabemos qué hace siete mil años se inició su cultivo. Su domesticación fue muy importante para que los grupos nómadas se volvieran sedentarios y su cultivo fue el sustento de los pueblos mesoamericanos. El elote, como se llamaba en Mesoamérica (la palabra ‘maíz’ viene del caribe) era el cultivo más consumido y el que más aguantaba las variaciones del clima y, por ello, el más leal y cercano a la vida indígena. Los mesoamericanos utilizaban el maíz no sólo para la alimentación, sino también como parte importante de sus ceremonias religiosas. Esto se puede ver en culturas como la mexica, que adoraban a la diosa del maíz, Centéotl; en las de los mayas, con historias como la del Popol Vuh, que cuenta que el hombre fue creado por los dioses con el maíz.” (“Infosiap. Una tortilla con sal”).

“La Creación de los Hombres según el Popol Vuh.

El Popol Vuh, también conocido como ‘Libro del Consejo’, es un libro que atesora gran parte de la sabiduría y muchas de las tradiciones de la cultura maya, establecida principalmente en lo que hoy en día es Guatemala. Es un completo compendio de aspectos de gran importancia como religión, astrología, mitología, costumbres, historia y leyendas que relatan el origen del mundo y de la civilización, así como de los muchos fenómenos que suceden en la naturaleza.” (“Wikipedia. Popol Vuh”).

“Tras varios intentos los dioses logran su propósito y crean al hombre, al que forman con maíz. Estos hombres, que saben cumplir sus obligaciones con sus creadores, son capaces de ver todo, en el tiempo y en el espacio, por lo que los dioses deciden nublar su visión. Ésta es la humanidad que ahora puebla la tierra. […] Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del hombre. Así entró el maíz [en la formación del hombre] por obra de los Progenitores. Y de esta manera se llenaron de alegría, porque habían descubierto una hermosa tierra, llena de deleites, abundante en mazorcas amarillas y mazorcas blancas y abundante también en pataxte [es una variedad de la planta del cacao] y cacao, y en innumerables zapotes, anonas, jocotes, nances, matasanos y miel. […] A continuación entraron en pláticas acerca de la creación y la formación de nuestra primera madre y padre. De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados.” (“Arqueología Mexicana. La Creación de los Hombres según el Popol Vuh”).

“La Leyenda del Maíz.

Antes de que Quetzalcóatl llegara, los aztecas solo comían los animales que podían cazar así como insectos y raíces. Sin embargo, nadie disfrutaba los alimentos por completo, sentían que algo les faltaba. Además, la situación empeoraba cuando los animales ya no aparecían y las plantas dejaban de crecer. Entonces, a pesar de los esfuerzos de la gente, las comidas se volvían más desabridas y tristes. Sin embargo, se corría el rumor de que, entre las montañas, existía una planta de frutos dorados y luminosos que los podría alimentar para siempre. Algunos temerarios se aventuraron para tratar de conseguirla pero les fue imposible. Después de varios intentos, la gente suplicó ayuda a los dioses. Aquellas entidades acudieron a su llamado pero ni toda su fuerza resultó suficiente para atravesar las montañas. Entonces, Quetzalcóatl se enteró y, como amaba a los hombres, se dispuso a ayudarlos.

Se dice que, para llegar al lugar donde estaba el maíz, la Serpiente Emplumada tuvo que atravesar muchas dificultades. Se enfrentó a depredadores, a las fuertes lluvias e incluso a la posibilidad de ser pisado por algún animal descuidado. Sin embargo, amaba tanto a su pueblo, que ni siquiera pensó en rendirse o dar marcha atrás. Finalmente, Quetzalcóatl regreso con los aztecas y les entregó la preciosa semilla dorada. A partir de ese momento, su gente la cultivó con cuidado y esmero. Y, desde entonces, el maíz no solo transformó para siempre la gastronomía mexica sino que, con el paso del tiempo, se convirtió en una parte indispensable y característica de nuestra identidad.” (“México desconocido. La leyenda del maíz o de cómo llegó a nosotros según los aztecas”).

“Los Dioses del Maíz.

Es posible que el culto al maíz se haya originado en las épocas en que la planta fue domesticada y se convirtió en parte importante de la dieta de las sociedades mesoamericanas. Sin embargo, las primeras representaciones conocidas de deidades asociadas a la planta se encuentran entre los olmecas. En ellas el dios del maíz muestra una espiga que emerge de una abertura en la frente, que representa las hojas abiertas de la planta, lo que sugiere que la cabeza es una representación de la mazorca completa. Estas representaciones tal vez aludían al maíz maduro, pues el tierno o joven se mostraba sin la espiga surgiendo de la frente y con el cráneo deformado hacia atrás. Esta idea de deificar al maíz en sus distintos estados de desarrollo prevalecería entre las culturas mesoamericanas de las épocas subsecuentes. De la hasta cierto punto esquemática representación de los atributos del maíz en la época olmeca se pasó al uso de imágenes más obvias entre los grupos de los periodos posteriores; aunque cabe hacer notar que uno de los rasgos distintivos de las deidades del maíz entre los mayas son precisamente las hojas de maíz que brotan de su cabeza. […]

Entre los mayas, la del maíz fue una de las deidades principales, de hecho, los gobernantes hacían énfasis en su relación con ellas, al grado de personificarse como tales, pues su papel principal era el de administrar la riqueza agrícola. La abundancia de objetos de jade que solían utilizar los señores mayas se encuentra claramente relacionada con el culto al maíz. Entre los mayas del Clásico, el dios del maíz es representado de dos maneras: una que alude al maíz maduro y otra al maíz joven.

Entre los mexicas, la principal deidad relacionada con esta planta era Centéotl, cuyo nombre significa ‘dios mazorca madura’, hijo de la deidad solar llamada Piltzinteuctli y de Xochiquétzal, diosa de la tierra húmeda y fértil. Centéotl tenía una contraparte femenina que recibía el nombre calendárico de Chicomecóatl, 7 Serpiente, diosa a la que usualmente se representa con el rostro pintado de rojo, un tocado de papel que semeja una estructura (tal vez un granero) y pares de mazorcas en ambas manos, que –según las fuentes– representaban el ‘corazón de los graneros’, es decir las mazorcas bendecidas en la fiesta previa al inicio de la siembra. Asociada a Chicomecóatl se encontraba Xilonen, ‘muñeca de jilote’ o jilote pequeño, diosa de los elotes tiernos del maíz, a la que se festejaba en los ritos previos a la primera cosecha, que incluían la decapitación de una doncella.” (“Arqueología Mexicana. Los dioses del maíz”).

“Teocintle, el ancestro a quien debemos el maíz.

El maíz llegó a nuestras manos gracias a lo que estuvo antes, y antes de él, vino el teocintle. La palabra teocintle proviene del náhuatl teocentli o teoxintli, cuyo significado es ‘maíz del dios’. Se trata de una variedad de plantas silvestres, las cuales fueron domesticadas en Mesoamérica para dar origen a maíces criollos como los que hoy conocemos. La domesticación del teocintle para llegar a las mazorcas de maíz que hoy se conocen fue gracias al proceso de selección realizado por las manos del humano. Desde el nacimiento de la agricultura, las civilizaciones mesoamericanas influyeron en la selección de plantas y semillas, así como en la cruza de variedades, dando como resultado gran variedad de mezclas.” (“El Universal. Teocintle, el ancestro a quien debemos el maíz”).

El Maíz en la Gastronomía.

“De México surgieron también métodos únicos de aprovechamiento del maíz como la nixtamalización (del náhuatl nextli, ceniza, y tamalli, masa) que lograron volver aún más nutritivo a este valioso alimento, haciendo posible la elaboración de las tortillas, un alimento que es pilar de nuestra gastronomía. Además, del maíz se obtienen diversos usos culinarios. Las hojas de la mazorca, por ejemplo, se utilizan para preparaciones como los tamales y como envoltura de pescados asados; con los granos secos, tostados y molidos, se produce el pinole, los atoles y galletas de maíz; nixtamalizado y molido sirve para hacer masa con la que se producen las tortillas, antojitos, tamales y bebidas; nixtamalizado pero sin moler se utiliza en importantes platillos como el pozole y otras sopas. Por su parte las deliciosas mazorcas frescas, asadas o hervidas, nos ofrecen platillos como los esquites y los tamales de maíz tierno. Y qué decir del huitlacoche, la ‘trufa mexicana’, un hongo del maíz que cada día cautiva a más paladares a nivel internacional por sus perfiles únicos de sabor.” (“Unilever Food Solutions. El maíz, el tesoro culinario de la cocina mexicana”). Además, tradicionalmente existe una gran variedad de bebidas, tales como: el batari o tesgüino o sowiki; cacapote o cauchan; chilatole; chorote; guarapo; pozol; piznate; tanchuca; taxcalate y el tejuino. (“Cocina Fácil. Bebidas de maíz en México tradicionales y poco conocidas”).

La Mazorca como una representación de la Glándula Pineal.

“Durante siglos en la época clásica, los sacerdotes Mayas modificaron su cráneo y desalinearon sus ojos. ¿Por qué hicieron esto? La información que nos llega dice que ese cambio tan complicado y riesgoso, lo hicieron por motivos estéticos, para que su cabeza alargada, se pareciera a una mazorca, a la de Yum Ka’ax, el Padre del Maíz y Señor de la Agricultura, algo difícil de creer. Inicialmente la forma de su cabeza fue una indicación de jerarquía y pertenencia a la organización sacerdotal o a la realeza dentro del grupo. Seguramente el tiempo la convirtió en un principio estético que había que emular, ampliándose su utilización a otros grupos de la población. […] Con la deformación craneal obtenían múltiples beneficios: el aumento del volumen craneano, el incremento del flujo de sangre y aumentar la sensibilidad de la glándula pineal.

La fontanela que no cerraba totalmente debido al estiramiento craneano, lo que dejaba un pequeño agujero cubierto por tejido blando en el centro de la parte superior de la cabeza. Es probable que esa apertura, les permitiera una mejor recepción de las frecuencias vibratorias a las cuales es sensible la Glándula Pineal, activándola de manera insospechada. Al estar la glándula comunicada directamente con el exterior incrementa su actividad y su recepción de distintas frecuencias. ¿Aumentaría esto la capacidad de percepción de la realidad en que estamos sumergidos, lo que generaría a su vez una nueva realidad?

En condiciones normales está glándula que es la más importante del cuerpo y que está ubicada en el centro del cráneo, exactamente bajo el orificio que no cerró de la fontanela, es el sensor corporal que mide las variaciones lumínicas estaciónales del Sol, la presencia y ausencia de luz, el ritmo circadiano de noche y día. Es decir mide la cantidad de energía que recibe el organismo a cada instante, información que usa para regular todos los procesos metabólicos del organismo. Igualmente, es susceptible a las variaciones del campo magnético de la Tierra, producidas por los cambios en la actividad solar, por las manchas solares que al emitir un exceso de radiaciones y plasma hacia la tierra, lo alteran.

La Glándula Pineal es el foco receptor de todas las energías, las que vibran en distintas frecuencias, es un sensor para regular el organismo ante los estímulos externos. Es posible que quisieran aumentar su capacidad de percibir el mundo no visible, la conexión con dimensiones superiores donde existen seres con cuerpos de luz y entidades que no necesitan cuerpo físico para captar la energía que les permite continuar existiendo y actuando en el universo.” (“Los Mayas y la Glándula Pineal”, del Blog de Fernando Malkun).

El político, ensayista, periodista y filósofo cubano José Martí, precursor de la independencia de su país, reconoció la importancia y trascendencia del maíz al escribir: “Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.

Eduardo Flores Zazueta

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